En un mundo cada vez más orientado por la tecnología, la difusión de la Inteligencia Artificial (IA) ya es una realidad. Por eso, su regulación ha sido objeto de atención internacional y varios países, entre ellos Brasil, intentan adelantarse en ese sentido. Por aquí, diversos puntos de divergencia han contribuido a que la votación del proyecto de ley (PL) 2.338/2023 se posponga y recientemente la Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) identificó varios riesgos relacionados con dichas regulaciones que están en trámite en el Congreso Nacional.
El trabajo del TCU puso en perspectiva la Estrategia Brasileña de Inteligencia Artificial (Ebia), abordando y analizando de qué manera esto perjudicaría su implementación, así como los posibles impactos derivados de la eventual aprobación de estas propuestas, sobre los sectores público y privado. Instituida por portaria del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI), la Ebia asume el papel de guiar al Estado brasileño en favor de iniciativas, en sus diversas vertientes, que fomenten el desarrollo de soluciones en Inteligencia Artificial, así como su uso consciente y ético.
Para el profesor de la Universidad de Brasília (UnB) y investigador en el área de innovación tecnológica aplicada a la salud, el Dr. Paulo Henrique de Souza Bermejo, es necesario tener en cuenta especialmente si la regulación brasileña puede restringir la innovación, yendo en contra de la Ebia. Es importante mencionar que Ebia presenta seis objetivos principales: contribuir a la elaboración de principios éticos para el desarrollo y uso responsable de la IA; promover inversiones sostenidas en investigación y desarrollo en IA; eliminar barreras a la innovación en IA; capacitar y formar profesionales para el ecosistema de la IA; estimular la innovación y la IA brasileña en un entorno internacional; y promover la cooperación entre los entes públicos y privados, la industria y los centros de investigación para el progreso de la Inteligencia Artificial.
Paulo destacó que una regulación excesiva puede sobrecargar y encarecer la evolución de los sistemas de IA en el país, de modo que implicaría un gasto excesivo de tiempo y dinero para que las empresas cumplan con reglas regulatorias complejas, en lugar de dedicar recursos a la mejora de la tecnología. Eso fomentaría el monopolio de unas pocas empresas financieramente capacitadas para crear sistemas de manera regular, para mantenerse de acuerdo con las posibles normas publicadas. Así, las startups y las empresas de menor tamaño no podrían hacer frente a esto, poniendo en riesgo los objetivos de la propia Ebia. Todo este escenario puede resultar en la pérdida de competitividad internacional de diversos sectores productivos, por eso es tan importante encontrar un equilibrio entre regulación e innovación para garantizar que la IA sea desarrollada y utilizada de manera ética y responsable, sin impedir su evolución, añadió el profesor.
Él explicó que uno de los aspectos más esenciales del área, en Brasil, es lograr situar al país como un competidor internacional, tanto en el desarrollo propio de IAs como en la aplicación en el sector productivo. "La cantidad de inversión y la regulación propuesta en cada país influirán directamente en la posición respecto a los otros países. Esto significa que la industria nacional puede tener más autonomía, desarrollando su propia tecnología y orientándose a la exportación, o siendo más dependiente de la importación de tecnología de otros países. En un mercado globalizado, las empresas brasileñas deben tener la capacidad de competir con las extranjeras, siguiendo la evolución tecnológica para hacer el proceso productivo más eficiente", explicó.
El profesor también señaló que la regulación distingue los sistemas de IA de otros sistemas. En mi opinión, a medio y largo plazo, esto se aplicará a prácticamente todo tipo de software, teniendo en cuenta que los sistemas de software menos inteligentes tenderán a quedar obsoletos y ser reemplazados más rápidamente por otros. En otras palabras, esto posiblemente provocará la aplicación de una serie de restricciones a todo tipo de software, incluidos los realizados en el extranjero. Es decir, impactará tanto a la industria nacional de software como a la sociedad brasileña en su totalidad, ya que podría retrasar la incorporación de nuevas tecnologías en el país, que harán que el sistema productivo nacional, relacionado con diversos sectores de la economía, sea más eficiente y competitivo», enfatizó.
Otro aspecto a considerar se refiere a las restricciones a la experimentación, ya que las investigaciones académicas en IA generalmente abarcan experiencias con nuevos métodos y algoritmos. Las regulaciones restrictivas pueden limitar la libertad de los investigadores para probar otros enfoques, lo que puede dificultar el descubrimiento de nuevas soluciones. Además, pueden obstaculizar la colaboración entre investigadores, ya sean de diferentes instituciones o países. Esto puede suceder, por ejemplo, si las regulaciones niegan el intercambio de conjuntos de datos fundamentales para el avance de la IA, limitando la capacidad de crear algoritmos más eficientes», respaldó.
La necesidad de una regulación flexible
El investigador señaló como ideal una regulación de IA en Brasil que fuera flexible, siguiendo la comprensión de la sociedad en lo que respecta a la tecnología. "Como hay tantos factores involucrados, lo mejor no es apresurar la regulación en Brasil, sino profundizar el debate e incluir a todos los involucrados, como el gobierno, el sector privado, la sociedad civil y la academia, en el proceso de toma de decisiones. La regulación es muy necesaria, pero debe hacerse con cautela, para que contemple todos los ángulos de las circunstancias actuales. Incluso porque, dado el ritmo de evolución de estas tecnologías, surgen diariamente situaciones nuevas que ni siquiera están previstas en las leyes vigentes, ni en algunos de los proyectos de ley que están en trámite en Brasil. Por lo tanto, lo urgente es la discusión y la reflexión en torno al tema, pero no necesariamente la conclusión del asunto", dijo.
En otro aspecto de este contexto, según Paulo, es importante tener en cuenta que las aplicaciones de IA abarcan diferentes sectores de la economía, por lo que cada uno de ellos requeriría regulaciones específicas, haciendo más razonable adoptar medidas de gobernanza diferentes, como es el caso de EE.UU.
Derechos de autor y minería de datos
Para el docente, una regulación que extrapole lo razonable puede coartar no solo el potencial, sino también la capacidad de toda una comunidad de avanzar y prosperar. Ante esto, uno de los puntos discutidos es cómo equilibrar la protección de los derechos individuales y colectivos sin obstaculizar el progreso de la tecnología, especialmente en relación con la minería de datos.
Según Paulo, la disponibilidad y la minería de datos son cruciales para el desarrollo de IAs, principalmente para modelos de aprendizaje automático, que requieren la exploración de grandes volúmenes de datos. Uno de los ejemplos de esto reside en el ámbito de los grandes modelos de lenguaje, como GPT-3 y 4, bases para ChatGPT, que se entrenan con grandes cantidades de textos de internet, aprendiendo a generar contenido similar al humano, comprender instrucciones, entre otros.
La cuestión que se plantea, entonces, como él informó, es sobre los derechos de autor sobre estos datos utilizados para entrenamiento. Una decisión desproporcionada en la regulación puede impedir el desarrollo y la utilización de sistemas de IA que requieran la exploración de un amplio volumen de datos, que incluyen texto, audio e imágenes. Esto crearía aún más obstáculos para el mercado nacional, argumentó.
Otra perspectiva de este contexto, el especialista señaló que la cuestión de los derechos de autor ha sido bastante debatida en el mundo, con estas tecnologías recibiendo numerosas críticas. Para el profesor Bermejo, es necesario que exista un consenso, en el sentido de que los grandes fabricantes de estos instrumentos tecnológicos lleguen a un acuerdo con los creadores de contenido, en caso de violación de la propiedad intelectual.
Por último, según el especialista, el entrenamiento de modelos de lenguaje en portugués es un punto clave, porque aunque modelos comerciales como Gemini y ChatGPT "hablen" nuestro idioma, muchas veces esto ocurre a través de traducciones, lo que puede resultar en respuestas sesgadas e incorrectas. Por otro lado, los brasileños también producen un gran volumen de datos, que son utilizados por las "big techs" extranjeras, capaces de entrenar grandes modelos de inteligencia artificial, por lo que serían alternativas rentables dentro de este mercado, con una IA que fuera genuinamente brasileña.