ComenzarArtículosElon Musk: loco o visionario? Entiende cuál es tu perfil de liderazgo

Elon Musk: loco o visionario? Entiende cuál es tu perfil de liderazgo

Elon Musk es una figura singular en el mundo de los negocios, celebrado por revolucionar sectores enteros, como el automotriz, la exploración espacial, entre otros, y, al mismo tiempo, bastante criticado por decisiones gerenciales polémicas. En los últimos años, especialmente después de la adquisición de Twitter (ahora rebautizado como X), su estilo de liderazgo ha sido examinado por profesionales de recursos humanos y tecnología en busca de lecciones sobre perfil psicológico y riesgos conductuales.

Estudiar el perfil de Elon Musk desde el punto de vista de la psicología organizacional revela a un líder atípico. Según un análisis realizado por los especialistas de Hogan Assessments, nada en su trayectoria indica que Musk sea "loco, narcisista o malvado", adjetivos que con frecuencia lanzan los críticos. En lugar de eso, lo que surge es la imagen de un emprendedor extremadamentecapaz, ambiciosoy también propenso a riesgos. La metodología Hogan, inclusive, sugiere tres claves para entender su personalidad en el trabajo: capacidad cognitiva, orientación emprendedora y su estilo interpersonal.

Un conocimiento técnico fuera de lo común

Quizás no todo el mundo que sigue las noticias sobre el emprendedor sepa, pero Elon Musk acumula un gran conocimiento técnico. Graduado en Física y Economía, acaba combinando conocimientos sobre números, tecnologías y finanzas, de manera más profunda que la mayoría de las personas. Los colegas afirman que él tiene una percepción aguda para anticipar tendencias de negocios y detectar fallos en el razonamiento de los demás. Esa confianza intelectual se traduce en agilidad en las decisiones: Musk no es fan de planes rígidos a largo plazo; él pasa a la acción y aprende con el resultado, ajustando el rumbo según sea necesario.

En lo que respecta a la estructura psicológica, Musk incorpora el arquetipo del emprendedor incansable. Los datos de Hogan indican que los emprendedores exitosos tienden a ser analíticos, resuelven problemas basándose en datos, trabajan con energía (no rara vez 100 horas a la semana), no temen a los riesgos y son altamente competitivos y orientados al impacto.

Musk refleja ese perfil: es famoso por su ética de trabajo extrema y por perseguir objetivos audaces. Características como coragem para assumir riesgos elevados, dedicación intensa y enfoque en resultados concretos son señaladas como ingredientes esenciales de su éxito, independientemente de su inteligencia excepcional. En otras palabras, Musk combina brillantez con mucho esfuerzo: piensa en grande y trabaja duro para materializar sus visiones. Esta orientación estructurada hacia objetivos ambiciosos explica en parte cómo logró fundar y escalar múltiples empresas en sectores distintos en tan poco tiempo.

La faceta quizás más controvertida de Musk está en su estilo de tratar con las personas. Él mismo reveló que tiene síndrome de Asperger (condición del espectro autista), algo relativamente común entre ingenieros y emprendedores de perfil técnico. Las personas cercanas ya lo han descrito como el "alma de la fiesta" en ocasiones sociales, alguien de buen humor, irreverente y travieso fuera del trabajo.

En el entorno profesional, sin embargo, Musk adopta una postura altamente exigente. Se define como un gerente "nano" – es decir, lleva el microgestión al extremo –, impaciente y rápido en señalar defectos. Las preocupaciones por los sentimientos del equipo o las amabilidades no están en la cima de sus prioridades diarias. Como muchos líderes de origen técnico, él valora el rendimiento y la entrega por encima de la diplomacia.

Dos extremos

El análisis de Hogan sugiere que Musk es un visionario de gran éxito como emprendedor, pero un líder mediano en términos de gestión de personas. Esto no lo diferencia tanto de otros gigantes de la tecnología: la teoría llamada "paradoja Apple" – en referencia a Steve Jobs – muestra que líderes brillantes pueden ser difíciles en el trato personal y, aun así, construir organizaciones de alto rendimiento.

En la práctica, Musk confía en que los gerentes subordinados atenúen su estilo duro con los empleados, mientras él se enfoca en las grandes decisiones estratégicas. Esta combinación produce resultados notables, pero no sin conflictos internos.

Incluso las cualidades que impulsaron a Musk a la cima pueden convertirse en riesgos conductuales cuando se llevan al extremo. Hogan Assessments usa el concepto de descarriladores para describir rasgos de personalidad que, bajo estrés o presión, pueden "sabotejar" el desempeño de un líder. En los últimos años, Elon Musk ha sido frecuentemente asociado a dos desencadenantes en particular: el perfeccionismo excesivo y la autoconfianza extrema.

La tendencia perfeccionista de Musk funcionó bien en el pasado, con Tesla. Pero en el antiguo Twitter – y actual X – el emprendedor corrió un gran riesgo de entorpecer la agilidad y la moral del equipo. Esto muestra claramente que los puntos fuertes en la personalidad, sin el ajuste adecuado al contexto, pueden sacar la carrera de un líder de sus caminos.

La extrema autoconfianza de Musk también lo llevó, en el pasado, a cambiar la marca consolidada de Twitter por un nuevo nombre – "X" – un cambio radical y que seguramente sería hecho de otra manera por cualquier otra organización. Sin embargo, la personalidad de Musk lo lleva a tener una "convicción suprema" en sí mismo y en sus visiones, desafiando todas las probabilidades. El riesgo aquí es de superar los límites de la prudencia: creer que su intuición es suficiente, incluso ante alertas contrarios de especialistas o del mercado. El cambio de marca de Twitter, ampliamente visto como precipitado, ilustra cómo la confianza en sí mismo de Musk puede generar repercusiones controvertidas. Ser audaz es parte del genio innovador de Musk, pero en dosis excesivas puede implicar apuestas peligrosas para la reputación y el valor de sus empresas.

Impactos en la gestión de Twitter: gobernanza, cultura y rendimiento

Antes de la adquisición, Twitter era una empresa pública con consejo de administración, casi 7,5 mil empleados y una cultura interna orientada a la moderación de contenido y proyectos a largo plazo. Tras la adquisición en octubre de 2022, Musk cerró el capital de la compañía (pasando a controlarla completamente), disolvió el consejo y despidió a la mayor parte de la alta dirección. Luego, implementó una reforma drástica en la gobernanza, cultura y estrategia de la plataforma. ¿Cuáles fueron los resultados?

Logo de inicio, Musk promovió recortes masivos de personal. En pocas semanas, aproximadamente la mitad de los empleados fue despedida. Meses después, en una entrevista, el propio Musk reveló que quedaban alrededor de 1.500 de aproximadamente 8.000 empleados originales, una reducción de más del 80% del personal. Junto con los despidos, Musk envió un ultimátum a los remanentes para que adoptaran una cultura de trabajo "extremadamente dura", con largas horas y alta intensidad, o que solicitaran su salida. Muchos optaron por irse. Este choque cultural transformó profundamente el día a día en la empresa, reemplazando la cultura anterior por una filosofía startup extrema: pequeños equipos, múltiples funciones por persona y un enfoque incesante en ingeniería y producto.

Trabajar en Twitter bajo Musk no es para los débiles, resumió un exempleado anónimamente. Desde el punto de vista de RRHH, este cambio genera debates: por un lado, la reducción de personal y el aumento de presión pueden eliminar burocracia y acelerar entregas; por otro, el riesgo de perder talentos, conocimiento institucional y motivación del equipo a largo plazo.

¿Pero qué pasa con Twitter, o X?

En 2024, la plataforma X mostró un rendimiento financiero mixto. Aunque logró una ganancia ajustada de aproximadamente 1,2 mil millones de dólares en EBITDA (beneficios antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización), los ingresos totales cayeron a aproximadamente 2,9 mil millones de dólares, una reducción significativa en comparación con los 4,4 mil millones de dólares registrados en 2022, antes de la adquisición por Elon Musk.

Un factor significativo que afecta la rentabilidad de X es el servicio de la deuda adquirida durante la compra de la plataforma por Elon Musk. Actualmente, los costos anuales de servicio de la deuda se estiman en 1,2 mil millones de dólares, lo que representa una parte sustancial de los ingresos totales de la empresa.

En términos de valoración de mercado, X recuperó su valor a 44 mil millones de dólares en 2025, igualando el precio pagado por Musk en la adquisición de la empresa. Esa recuperación fue impulsada por nuevas inversiones y la valorización de la startup de inteligencia artificial xAI, de la cual Musk transfirió una participación del 25% a los inversores de X.

La relación con Donald Trump

Además del rendimiento de sus empresas, Elon Musk enfrenta hoy las consecuencias de sus posiciones públicas y alianzas políticas, en especial su relación con el actual presidente de EE.UU., Donald Trump. Desde el punto de vista reputacional, esta asociación polarizó la imagen de Musk como líder empresarial.

Por un lado, ganó admiración e influencia en círculos conservadores; hay quienes lo ven como defensor de la libertad de expresión y antagonista de las supuestas "censuras" del Valle del Silicio, pero por otro lado, comprometió seriamente su imagen ante públicos de centro y izquierda. Por otro lado, Musk también consiguió nuevos aliados. Grupos y emprendedores alineados con la ideología de libre mercado y mínima regulación celebran su asociación con Trump, esperando beneficios mutuos: Musk tendría puertas abiertas en Washington, y el gobierno de Trump se beneficiaría de la experiencia y el sello innovador de Musk. De hecho, Musk se convirtió en una especie de embajador informal del sector tecnológico dentro del gobierno de Trump.

Entre pros y contras, y polémicas, entender el perfil de liderazgo de Elon Musk requiere aceptar sus paradojas. Puede ser al mismo tiempo visionario e impredecible; inspirador y temido; progresista en ciertas causas y reaccionario en otras. Para los sectores de RRHH y tecnología, Musk refuerza la importancia de evaluar a los líderes de forma holística, considerando no solo los resultados financieros que alcanzan, sino cómo los logran y a qué costo humano y reputacional.

Su trayectoria ofrece lecciones sobre la importancia de equilibrar la ambición con la autoconciencia. Ningún líder está por encima de la retroalimentación ni exento de puntos ciegos. Elon Musk sigue desafiando límites; nos corresponde a nosotros, analistas y profesionales, seguir críticamente estos movimientos, aprendiendo de sus aciertos y errores en la búsqueda de formar líderes eficaces, éticos y resilientes en un mundo de cambios rápidos.

Por Roberto Santos, socio-director de Ateliê RH

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