8 de marzo llega y, como un reloj bien ajustado, las empresas corren a publicar homenajes en las redes sociales. Flores y bombones en la oficina, mensajes motivacionales y discursos emocionados sobre la importancia de la mujer en el entorno laboral. Pero, pasada la fecha, lo que realmente cambia? La desigualdad salarial continúa, las barreras para la promoción siguen firmes y el acoso persiste como un fantasma que muchos prefieren no ver. La pregunta vale oro: ¿dónde estamos errando?
La falsa ilusión del progreso
Los números hasta parecen alentadores. El número de mujeres en cargos de liderazgo ha crecido globalmente. En 2023, ellas ocupaban el 32% de los puestos de jefatura, según la consultoría Grant Thornton. En Brasil, la representatividad femenina en las empresas ha avanzado, pero aún a pasos cortos. Las estadísticas pueden engañar, pues cuando miramos con lupa, nos damos cuenta de que la mayoría de estas mujeres está en áreas como RRHH y marketing – lejos de los centros de poder financiero y estratégico. La cima de la pirámide corporativa sigue siendo un bastión masculino
Otro mito? La creencia de que basta con ofrecer oportunidades para que todo se resuelva. No es tan simple. El sesgo inconsciente pesa. Los estudios muestran que, ante currículos idénticos, los gestores aún tienden a elegir a un hombre para cargos de liderazgo. E, cuando eligen a una mujer, ella necesita demostrar tres veces más que merece estar allí
Los lazos invisibles
Se habla mucho sobre la elección de la mujer de equilibrar carrera y familia, pero poco sobre el hecho de que este equilibrio es un lujo para pocos. La jornada doble – o triple – es una realidad que frena a muchas profesionales. El mercado aún no entiende que la flexibilidad no es un favor, pero necesidad
Además de eso, el acoso moral y sexual sigue siendo una barrera brutal. A pesar de los avances en la denuncia y el castigo, la cultura del silencio aún impera. Cuántas mujeres no dudan en exponer a un jefe abusivo por miedo a represalias o a perder el empleo? Sin cambios estructurales, seguimos girando en círculos
Lo que realmente necesita cambiar
Llegamos al punto central:cómo cambiar este juegoAlgunos cambios son obvios, pero exigen un compromiso real de todos. Primero, transparencia salarial. Las empresas que divulgan los salarios de sus empleados reducen la diferencia entre hombres y mujeres. Segundoprogramas de mentoríaenfocados en mujeres, principalmente en aquellas áreas donde aún son minoría. Tercero, licencia parental igualitariamientras el cuidado de los hijos sea visto como "cosa de madre", la mujer seguirá penalizada en la carrera
E, por último, pero no menos importante, hombres aliados. La equidad de género no es un problema de las mujeres, pero un desafío empresarial y económico. No se trata de "dar espacio", más de reconocer que, sin diversidad, los negocios pierden innovación y competitividad
8 de marzo puede ser más que un día de publicaciones bonitas y clichés corporativos. Puede ser un momento de reflexión real, con compromiso y acción. Quieres homenajear a las mujeres de tu empresa? Comienza asegurando que tengan voz, oportunidades y respeto todos los días del año. De lo contrario, mejor ni comprar las flores