Ser madre, además de ser una de las mayores alegrías en la vida de prácticamente todas las mujeres, también es un viaje extremadamente desafiante. En este recorrido, vibré mucho, experimenté algunos altibajos, pero, sobre todo, acumulé varios aprendizajes, y, de hecho, hoy percibo claramente que, al conciliar más roles, obtuve como resultado un salto en mi evolución profesional. Eso se debe a que la experiencia de la maternidad en sí misma tiene un valor enorme para las organizaciones y para nosotras, las mujeres.
Al reflexionar sobre maternidad y trabajo, noto que muchas de las habilidades que desarrollé criando hijos aportan mucho para incrementar nuestras habilidades de liderazgo. Para empezar, después de la maternidad, suele alcanzarse muchos niveles de eficiencia. Al final, ¿qué madre no es multitarea? El hecho de acumular papeles, por sí solo, ya nos hace más eficientes, ¿verdad? Además, la persuasión y la negociación también son habilidades que desarrollamos aún más en la maternidad.
A continuación, comparto cinco de mis reflexiones sobre liderazgo y maternidad, que aportan valor a la vida ejecutiva:
- Es necesario tener claros los objetivos establecidos.Los hijos saben lo que esperamos en términos de comportamiento y actitudes, así como comienzan, poco a poco, a tomar conciencia de las consecuencias de sus actos. En el trabajo, no es diferente. Por eso, es muy importante que la líder alinee con el equipo sobre objetivos y expectativas, para que todos puedan desempeñar sus roles de la mejor manera.
- Dar el ejemplo.Como madre, sé que mis acciones diarias inspiran a los niños. Lo mismo se aplica en el trabajo.El diccionario de Oxford, por cierto, define al líder como "persona cuyas acciones y palabras ejercen influencia sobre el pensamiento y comportamiento de otros." Es decir, nuestras actitudes, el tono de voz que utilizamos al hablar, nuestra ética, nuestra escucha, la manera en que tratamos a las personas, todo este conjunto de características ejerce influencia sobre nuestro equipo. Lembre-se: assim como uma criança observa e imita os pais, os colaboradores seguem os exemplos da liderança. ¡Que inspire!
- Fomentar un entorno positivo.Uno de los principales papeles de una madre es validar a sus hijos. Esa aprobación transmite una enorme confianza psicológica y emocional a la niña, lo que la capacita para desarrollar sus propias habilidades. De la misma manera, nuestro equipo de trabajo también necesita esta confirmación. Cuando los colaboradores perciben que deseamos lo mejor para ellos y que haremos todo lo posible para ayudarlos a tener éxito, conquistamos su lealtad y su compromiso. Además, se crea una atmósfera positiva, lo cual es muy importante, ya que en entornos libres de toxicidad hay menos estrés, enfermedades y absentismo. Y, así, las personas se vuelven más comprometidas al percibir que sus esfuerzos son debidamente reconocidos.Según un estudio realizado por Gallup, las empresas con empleados felices tienen un 50% menos de accidentes laborales. La investigación "The Happiness Dividend", realizada por Harvard Business Review, reveló que los empleados satisfechos son un 31% más productivos, un 85% más eficientes y un 30% más innovadores.
- Comprender a cada empleado en su singularidad.El buen líder debe practicar la escucha activa, prestando atención a las particularidades de cada persona. Desde muy temprano, somos impulsadas a descubrir qué motiva a nuestros hijos (y nos damos cuenta de que cada niño reacciona a estos estímulos de manera diferente).Lo mismo sucede con el liderazgo de equipos. Cuando identificamos qué impulsa a cada colaborador, los ayudamos a mantenerse conectados con su propia alegría y propósito, como en un ciclo virtuoso. ¡Y equipos altamente motivados son una fuerza poderosa!
- Abraza lo desconocido.La maternidad me enseñó a abrazar el camino del aprendizaje con energía y motivación, estando preparada para lidiar con diversas situaciones, muchas veces, que surgen de forma repentina. Todo relacionado con la maternidad, después de todo, nuestros hijos cambian hábitos y patrones (como sueño, alimentación) a una velocidad impresionante. Como gestora, de la misma manera, es importante estar dispuestas a acoger las adversidades y desafíos, con la templanza necesaria para aceptar las circunstancias y enfrentar, todos los días, algo que aún es desconocido. Como resultado, esa actitud nos muestra claramente que todos los días representan oportunidades para crecer y aprender.