Las API se han convertido en la columna vertebral de la economía digital, pero también en uno de los principales vectores de ciberataques. En Brasil, cada empresa sufrió un promedio de 2600 intentos de intrusión por semana durante el primer trimestre de 2025, según un informe de Check Point Research (julio/25), lo que representa un aumento del 21 % en comparación con el mismo período del año anterior. Este escenario sitúa la capa de integración en el centro de las discusiones sobre seguridad.
Sin gobernanza, contratos bien definidos y pruebas adecuadas, errores aparentemente pequeños pueden bloquear las cajas de comercio electrónico, interrumpir las operaciones de Pix y comprometer integraciones críticas con socios. El caso de Claro, por ejemplo, cuyas credenciales, buckets S3 con registros y configuraciones, así como el acceso a bases de datos e infraestructura de AWS fueron expuestos por un hacker, ilustra cómo las fallas en las integraciones pueden comprometer tanto la confidencialidad como la disponibilidad de los servicios en la nube.
Sin embargo, la protección de las API no se soluciona adquiriendo herramientas aisladas. La clave está en estructurar procesos de desarrollo seguros desde el principio. enfoque de diseño prioritario , que utiliza especificaciones como OpenAPI, permite la validación de contratos y la creación de una base sólida para las revisiones de seguridad que involucran autenticación, permisos y gestión de datos confidenciales. Sin esta base, cualquier refuerzo posterior tiende a ser paliativo.
Las pruebas automatizadas, además de ser la siguiente línea de defensa, realizan pruebas de seguridad de API con herramientas como OWASP ZAP y Burp Suite, generando continuamente escenarios de fallo como inyecciones, omisiones de autenticación, sobrepasamientos del límite de solicitudes y respuestas de error inesperadas. De igual forma, las pruebas de carga y estrés garantizan la estabilidad de las integraciones críticas bajo tráfico intenso, bloqueando la posibilidad de que bots maliciosos, responsables de gran parte del tráfico de internet, comprometan los sistemas por saturación.
El ciclo se completa en producción, donde la observabilidad se vuelve esencial. La monitorización de métricas como la latencia, la tasa de error por endpoint y la correlación de llamadas entre sistemas permite la detección temprana de anomalías. Esta visibilidad acorta el tiempo de respuesta, evitando que los fallos técnicos se conviertan en incidentes de inactividad o vulnerabilidades explotables por los atacantes.
Para las empresas que operan en comercio electrónico, servicios financieros o sectores críticos, descuidar la capa de integración puede generar costos significativos en pérdida de ingresos, sanciones regulatorias y daño a la reputación. Las startups, en particular, enfrentan el desafío adicional de equilibrar la velocidad de entrega con la necesidad de controles robustos, ya que su competitividad depende tanto de la innovación como de la confiabilidad. La
gobernanza de API también cobra relevancia a la luz de estándares internacionales, como la norma ISO/IEC 42001:2023 (o ISO 42001), que establece requisitos para sistemas de gestión de inteligencia artificial. Si bien no aborda directamente las API, se vuelve relevante cuando estas exponen o consumen modelos de IA, especialmente en contextos regulatorios. En este escenario, las mejores prácticas recomendadas por OWASP API Security para aplicaciones basadas en modelos de lenguaje también cobran fuerza. Estos puntos de referencia ofrecen rutas objetivas para las empresas que buscan reconciliar la productividad con el cumplimiento normativo y la seguridad.
En un escenario donde las integraciones se han vuelto vitales para los negocios digitales, las API seguras son API que se prueban y monitorean continuamente. La combinación de diseño estructurado, pruebas automatizadas de seguridad y rendimiento, y observabilidad en tiempo real no solo reduce la superficie de ataque, sino que también crea equipos más resilientes. La diferencia entre operar de forma preventiva o reactiva puede definir la supervivencia en un entorno cada vez más expuesto a amenazas.
*Mateus Santos es director de tecnología y socio de Vericode. Con más de 20 años de experiencia en sistemas en los sectores financiero, eléctrico y de telecomunicaciones, posee experiencia en arquitectura, análisis y optimización del rendimiento, la capacidad y la disponibilidad de los sistemas. Responsable de la tecnología de la empresa, Mateus lidera la innovación y el desarrollo de soluciones técnicas avanzadas.

