Nos preocupa la Generación Z (los nacidos entre mediados de los 90 y principios de los 2010) que no estamos prestando atención a un hecho: los "mayores" de la próxima generación, la Alpha —que va de 2010 hasta el momento actual—, ya son adolescentes.
These children, children of Millennial parents and, in some cases, Generation Z, grew up in an environment totally immersed in connected devices, social networks, and streaming platforms, where information circulates at a totally different pace than for their Millennial parents.
La presencia casi constante de pantallas y asistentes virtuales ha hecho que su contacto con lo digital se vuelva casi orgánico, moldeando no solo la forma en que aprenden, sino también la manera en que perciben el mundo e interactúan con las marcas. Bajo este prisma, la Generación Alpha anticipa comportamientos que, en los próximos años, deberían convertirse en el estándar de consumo e interacción, influyendo decisivamente en las estrategias de Customer Experience (CX).
La noción de experiencia, para este grupo, supera la expectativa tradicional de una buena atención o de un producto funcional. Han estado expuestos desde temprana edad a la personalización y a la conveniencia en prácticamente todas las esferas de sus vidas: desde el entretenimiento on-demand, donde eligen lo que quieren ver a cualquier hora, hasta los dispositivos inteligentes que aprenden preferencias y hábitos dentro del hogar.
Este contacto temprano con herramientas digitales crea una relación de confianza y, al mismo tiempo, de exigencia: no basta con que una empresa ofrezca un canal de atención eficiente; _es_ necesario ser ágil, conectada y genuinamente preocupada en entender y anticipar necesidades. Para las marcas, el mensaje es claro: quien no cree canales y experiencias integradas, rápidas y que reflejen valores como la inclusión y la sostenibilidad corre el riesgo de perder relevancia en un futuro cada vez más cercano.
El poder de la primera generación 100% digital
Aunque muchos ejecutivos ya han comprendido la importancia de los nativos digitales en la transformación de los negocios, la Generación Alfa lleva este concepto a otro nivel.
Si la Generación Z tuvo que aprender y adaptarse a las tecnologías que surgían mientras crecía, los niños Alfa, a su vez, llegaron al mundo con tablets, smartphones y asistentes de voz ya consolidados. Esta generación no vivió la transición; se encuentra directamente en la realidad digital, sin barreras de lenguaje o de costumbre. Todo parece natural, desde interactuar con dispositivos sin teclados hasta absorber contenidos en plataformas gamificadas que mezclan educación y entretenimiento.
Para los líderes de CX, esto implica repensar lo que significa "conexión" con el cliente. Los modelos basados en procesos lineales, con puntos de contacto predefinidos, tienden a volverse obsoletos. La Generación Alpha exige un enfoque fluido y omnipresente, esperando que las marcas sean capaces de responder en cualquier contexto, en cualquier canal, sin pérdida de continuidad.
**Una niña de ocho años, por ejemplo, no entenderá por qué una aplicación de música no está integrada con el altavoz inteligente de la familia o por qué hay una falta de coincidencia de información entre el comercio electrónico y la tienda física. Este nivel de exigencia acompaña a la niña en cada etapa de su maduración. Cuando se convierta en una joven consumidora en busca de productos y servicios, tendrá poca paciencia con las marcas que no ofrezcan un recorrido perfecto o que no ofrezcan opciones de interacción basadas en voz, realidad aumentada y otras características que, para ella, ya serán estándar.**
También hay un factor relevante ligado a la instantaneidad. La Generación Alfa se ha acostumbrado a tenerlo todo rápidamente, desde entregas hasta actualizaciones de software, y rara vez espera días para que se resuelva un problema. Este patrón de consumo más acelerado afecta a todo el ecosistema empresarial, incentivando cambios en la estructura logística, en el servicio al cliente y en las políticas de cambio y devolución, por ejemplo. No es solo una cuestión de conveniencia; es un cambio de paradigma en la forma en que se espera que se desarrollen las relaciones de consumo. Esta primera generación íntegramente digital quiere y exigirá tecnologías más intuitivas, procesos sin fricciones y marcas que se comuniquen con claridad.
Una nueva percepción de valor
Cuando analizamos cómo la Generación Alpha percibe el valor de un producto o servicio, nos damos cuenta de que hace mucho hincapié en factores emocionales y conectados con una visión global de impacto. La preocupación por la sostenibilidad, la ética y la responsabilidad social de las empresas no es un accesorio lejano para estos niños, sino una parte importante de lo que aprenden en la escuela y en internet.
Ellas ven a influenciadores digitales hablar sobre causas ambientales, observan iniciativas de grandes marcas que promueven campañas de concientización y crean una noción de que todo esto forma parte de un paquete mayor a la hora de elegir con quién relacionarse. Son, en esencia, pequeñas consumidoras que, en el futuro, llevarán esta mentalidad al mercado laboral y a decisiones de compra más complejas.
Para los líderes de CX, el mensaje es claro: la experiencia del cliente no debe limitarse a optimizar pasos e interfaces. Es necesario incorporar valores que traduzcan el cuidado por las personas y por el planeta. La Generación Alfa probablemente no perdonará acciones de greenwashing o campañas superficiales que no tengan una base real. Esta transparencia, unida a la autenticidad, será fundamental para crear relaciones duraderas. Puede que no lo expresen de manera formal mientras son niños, pero el hecho es que crecen atentos a los movimientos de las marcas, absorbiendo qué empresas actúan de forma genuina y cuáles solo fingen preocuparse.
Construyendo experiencias para un mañana diferente.
En pocas décadas, la Generación Alfa será el grupo dominante de consumidores e influyentes del mercado. Es hacia este horizonte que los actuales líderes deben apuntar. Lo que hoy consideramos "futuro" se convertirá rápidamente en la realidad de estos nuevos tomadores de decisiones, ya sea como usuarios finales o como gerentes dentro de las propias empresas. Esta perspectiva refuerza la necesidad de una preparación consistente, que involucra, sobre todo, la adopción de nuevas tecnologías y la creación de ecosistemas de atención flexibles.
En paralelo, los ejecutivos de CX deben recordar que esta generación nació en un contexto de transformaciones climáticas y eventos globales disruptivos, como la pandemia de COVID-19. Estos niños crecen con la noción de que el mundo es inestable y que las crisis pueden ocurrir en cualquier momento. Esta percepción de vulnerabilidad hace que valoren las marcas resilientes, capaces de adaptarse, de actuar con responsabilidad social y de crear ambientes seguros y confiables. No se trata solo de entregar un buen producto, sino de transmitir una sensación de seguridad y coherencia con los valores que se promueven.
Por último, es importante reconocer que, aunque aún son pequeños, los Alpha influyen en los hábitos de consumo de sus familias y, en breve, en el mercado laboral. Están rodeados de oportunidades para expresarse y aprenden a negociar desde temprana edad. Están acostumbrados a cuestionar y a emitir opiniones sobre lo que es justo, ético o sostenible, y lo aplican a sus decisiones de consumo. La palabra clave para quienes planifican el futuro de la CX es **disposición**: disposición para evolucionar plataformas, disposición para adoptar nuevos formatos de interacción y disposición para alinearse con principios que van más allá del beneficio inmediato.
La Generación Alfa llega equipada con expectativas más amplias, más profundas y con un sentido crítico que desafía el statu quo. Quien preste atención a esto tendrá la oportunidad de forjar una relación a largo plazo, mientras que quien permanezca estancado corre el riesgo de volverse obsoleto ante una nueva percepción del mundo.