Hace unos años, cuando hablábamos de IA, el foco principal era cómo utilizarla para robotizar y automatizar muchas tareas corporativas, como el servicio al cliente. Hoy, el escenario es otro: no apreciar sólo la incorporación de esta tecnología, sino reunir un lado más humanizado que mejore la conexión con las personas y eleve su satisfacción y retención a la marca. Pero, ¿cómo generar un comportamiento en una tecnología que sólo pertenece a los humanos? A través de muchos puntos de atención que parten de la empatía, la sensibilidad y la transparencia con el cliente.
Según datos publicados por HiverHQ, las empresas que adoptan comunicaciones personalizadas impulsadas por IA pueden tener un aumento de 30% en las tasas de retención de clientes y no faltan argumentos que lo justifiquen. El consumidor moderno ya no quiere interactuar con una tecnología robótica, fría e impersonal, porque sabe cuánto estos recursos pueden contribuir a un servicio mucho más personalizado y adherente a sus necesidades.
Su expectativa ahora es tener interacciones más significativas que promuevan una experiencia más humana, lo que puede traer enormes beneficios a ambas partes. Su satisfacción con la marca sin duda mejorará, sintiéndose más comprendida y valorada, con posibilidades aún mayores de fidelidad al negocio para la conexión emocional mucho más positiva. Para las empresas, además de tener esta mayor retención de clientes, que tendrán menos probabilidades de buscar un competidor, pueden mejorar su imagen en el mercado preocupándose por satisfacer esta demanda y tendencia latente de los consumidores.
Internamente, esta estrategia también traerá mayor eficiencia operativa y reducción de costos, liberando agentes humanos para resolver problemas más complejos; y permitir la recopilación de conocimientos más valiosos sobre el comportamiento y las expectativas de su público objetivo, de modo que mejoren constantemente sus estrategias a favor de un crecimiento continuo en su segmento.
Observar estos beneficios brilla en los ojos de todo emprendedor, sin embargo, conquistarlos no es tan sencillo. La falta de una planificación estructurada de esta estrategia puede hacer que la IA se convierta en una trampa en el servicio, más que en un recurso valioso, sin alcanzar una verdadera humanización que satisfaga las necesidades de los clientes y comprenda sus emociones. Sin el debido cuidado al llevar la identidad y el tono de marca a esta tecnología, su autenticidad y confiabilidad en el mercado pueden verse sacudidas.
Superar las limitaciones tecnológicas internas es también un desafío común al que se enfrentan muchas empresas, ya que el éxito de la humanización de la IA involucra aspectos como la complejidad del lenguaje humano, el contexto cultural, algo que, en la extensa territorialidad de nuestro país, con tantas culturas y acentos, es aún más complejo. Esto, sin mencionar la seguridad y privacidad de los datos, ya que la IA procesa información sensible que necesita ser protegida tecnológicamente.
Los costes que implica todo esto suelen ser elevados, dependiendo de la complejidad del proyecto diseñado. Por lo tanto, para que las empresas puedan humanizar esta tecnología y obtener las ventajas destacadas, es necesario, en primer lugar, comprender los niveles de humanización que se pueden incorporar a la IA y su servicio, que guiarán los próximos pasos en esta dirección.
Pasan por el lenguaje y el tono de voz (desde el más serio hasta el amigable, según el perfil de la marca), la personalización (adaptando la interacción en función de la historia capturada y el aprendizaje de la IA), la inteligencia emocional (reconocer y responder, de forma adecuada). manera, a las emociones de los usuarios, detectando frustraciones, impaciencia, irritación o felicidad, por ejemplo), transparencia (explicando el por qué de cada respuesta brindada como forma de generar confianza y conexión con el cliente) y valorando un diseño centrado en el ser humano, siendo intuitivo y considerando las necesidades y limitaciones de las personas.
Todos los niveles anteriores deben tenerse en cuenta a la hora de seguir esta estrategia, utilizando los datos de los clientes para personalizar la IA, acariciando siempre la empatía en la lectura de emociones, la transparencia en las respuestas proporcionadas, creando flujos fáciles de seguir y, sobre todo, monitorizando constantemente todas las acciones. identificando los ajustes que se deben realizar y las frecuentes mejoras que aseguren el buen rendimiento de esta tecnología.
No implementar esta humanización de inmediato en toda la empresa. Identificar las áreas o actividades en las que esta estrategia es más urgente y traerá un impacto más significativo, lo cual tiene sentido adoptar primero. Esto será extremadamente favorable para escalar esta tecnología manteniendo la calidad, la eficiencia operativa y la personalización a gran escala.
Nos enfrentamos a una tendencia que cada vez tiene más en cuenta el mercado, donde la automatización robótica ya no tiene sentido para las necesidades de los consumidores. Sus expectativas sobre cómo se les atiende serán cada vez mayores y, más que nunca, es necesario unir lo mejor en IA con nuestro lado humano, apoyándonos en una herramienta que optimice esta tarea en una experiencia mucho más personalizada y enriquecida para cada cliente.