El gobierno federal anunció la versión final del Plan Brasileño de Inteligencia Artificial (PBIA), con una previsión de hasta R$ 23 mil millones en inversiones hasta 2028. Coordinada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI), la iniciativa busca consolidar al país como protagonista en el sector, abarcando ejes como infraestructura, capacitación, gobernanza y apoyo regulatorio. Entre las metas previstas se encuentra la adquisición de una de las cinco supercomputadoras más potentes del mundo, que pueda ampliar significativamente la capacidad nacional de procesamiento de datos e investigación avanzada en IA.
El movimiento acompaña la carrera global por la tecnología, pero según Lucas Mantovani, socio y cofundador de SAFIE, especialista en nuevos negocios para pymes y startups, esto también expone desafíos internos. Para el especialista, mientras China suma más de una década de inversiones multimillonarias e integración entre el sector público y privado para ganar liderazgo en IA, Brasil aún lidia con trabas regulatorias, exceso de burocracia e inseguridad jurídica que pueden reducir la efectividad de la estrategia.
En este escenario, Lucas Mantovani, destaca la importancia de simplificar las reglas y reducir las barreras de entrada para emprendedores y startups. “El éxito del PBIA depende menos del volumen de recursos y más de la creación de un ambiente favorable a la innovación. El PBIA es una señal positiva, define ejes, destina recursos y organiza actores. Pero la realidad es que, si el emprendedor sigue atrapado en el ‘costo Brasil’ regulatorio, con múltiples licencias, superposiciones de organismos e inseguridad jurídica, la innovación no escala”, afirma.
El abogado señala que la desburocratización debe ir de la mano de las inversiones. “Simplificar procesos es tan estratégico como inyectar capital. Es lo que atrae inversores, retiene talento y garantiza que nuevos productos lleguen al mercado con competitividad”, completa. Mantovani.

