En 2024, Brasil se destacó en el escenario del comercio electrónico global, registrando un crecimiento de 16% en ventas online, superando mercados tradicionalmente fuertes como América del Norte (12%) y Europa Occidental (10%), según un informe de Atlantic. Este avance revela mucho más que cifras: refleja un movimiento de adaptación e innovación que redefine el mercado brasileño y muestra su potencial en un sector tan competitivo. Pero ¿qué hay detrás de este crecimiento y cuáles son los desafíos y oportunidades que surgen?
Aunque los datos son motivo de celebración, hay matices que merecen atención. Esto se debe a que el crecimiento acelerado del comercio electrónico en Brasil no es sólo resultado de un mercado en expansión, sino también un escenario que equilibra los avances tecnológicos y los desafíos estructurales. El comercio minorista físico, por ejemplo, registró una caída de 3,3% en ingresos en septiembre, inflación ya descontada, respecto al mismo mes de 2023, según el Índice Cielo do Varejo Ampliado (ICVA). Es decir, por un lado tenemos avances, pero por otro observamos una caída tendenciosa, al fin y al cabo este fue el séptimo mes sin crecimiento en el sector, el primero.
Al abordar estas cifras, también debemos mencionar que se trata de un mercado que cambia constantemente, precisamente porque el consumidor digital está cada vez más presente en el proceso de compra. El perfil del cliente brasileño también ha evolucionado. Si antes las compras online estaban motivadas por la comodidad y la necesidad, ahora se guían por mayores expectativas en términos de experiencia.
Los consumidores esperan un viaje de compras que combine agilidad, personalización y confianza, lo que requerirá que las marcas se adapten más. En Brasil, donde las demandas regionales son tan variadas como la extensión geográfica, cumplir con estas expectativas puede convertirse en una prueba de fuego para las empresas que quieren mantener la competitividad y la calidad.
Al mismo tiempo, la convergencia entre el mundo físico y digital es un hecho. Es en este escenario que debemos hacer un análisis cuidadoso, porque Phygital también ha ido evolucionando el camino de compra del consumidor, que incluso puede completarse digitalmente, pero que tiene parte en el punto de venta, influyendo directamente en la experiencia del cliente. y el proceso de adquisición de un producto.
Además, la diversidad socioeconómica del país presenta una paradoja interesante: si bien existe un mercado activo para las innovaciones, existe un espacio significativo para el acceso a infraestructura tecnológica en algunas regiones. Esto refuerza la importancia de invertir en soluciones que hagan más inclusivo el comercio electrónico, como medios de pago diversificados y estrategias logísticas adaptadas a diferentes contextos urbanos y rurales.
Por lo tanto, el crecimiento del comercio electrónico en Brasil no debe verse sólo como un indicador económico positivo, sino como una oportunidad para que el país asuma un papel más influyente en el comercio digital. A diferencia de los mercados más maduros, donde la innovación a menudo se limita a optimizaciones, Brasil ofrece un terreno fértil para la creación de soluciones disruptivas.
Sin embargo, para alcanzar este potencial, es necesario que los actores del mercado, incluidas las empresas tecnológicas, los minoristas y las startups, tengan un papel activo en el fortalecimiento de un ecosistema colaborativo. Esto implica desde el desarrollo de nuevas tecnologías de automatización e inteligencia artificial hasta la formación de profesionales para abordar las especificidades del comercio electrónico local. Desde el momento en que Brasil se posiciona no sólo como un mercado consumidor, sino como un innovador en el sector, puede redefinir la relevancia en el escenario de las ventas digitales.
Así, el crecimiento del comercio electrónico en Brasil este año es un indicio de que existe un terreno fértil para la innovación en el mercado digital del país. Sin embargo, el desafío ahora es transformar este momento en un ciclo de desarrollo, que traiga beneficios tanto para las marcas como para los consumidores. Más que números, lo que está en juego es la capacidad del país para reinventarse y afirmarse como líder en un escenario en constante cambio. Y esta trayectoria depende no sólo de mantener el ritmo de crecimiento, sino de sentar las bases para un futuro digital aún más sólido.