A menudo, el sueño de emprender en Brasil choca con una dura realidad: la complejidad de la legislación. Según una encuesta del Instituto Brasileño de Planificación Tributaria (IBPT), desde la promulgación de la Constitución Federal de 1988 hasta 2024, se emitieron más de 7,8 millones de normas, 517 mil de las cuales son sólo en materia tributaria (IBPT), lo que equivale a una nueva norma tributaria cada 25 minutos. Para los pequeños empresarios, que normalmente no cuentan con un departamento legal o cumplimiento estructurado, este desafío puede significar pérdidas financieras o incluso el cierre de actividades.
Esto es lo que advierte Gleison Loureiro, CEO y fundador de AmbLegis, que opera desde hace 22 años con gestión de requisitos y cumplimiento legal, apoyando a empresas de todos los tamaños y segmentos a través del software desarrollado por su equipo de expertos. “Existe la falsa impresión de que, al ser más pequeñas, estas empresas están exentas de una serie de requisitos. Pero lo cierto es que muchas leyes se aplican a todos, independientemente del tamaño”, afirma.
Entre los requisitos legales que a menudo ignoran las pequeñas y medianas empresas, el experto cita cinco:
- DEFIS (Declaración de Información Socioeconómica y Tributaria): obligatoria para las empresas de Simples Nacional, debe entregarse anualmente al Servicio de Ingresos Federales;
- Normas Regulatorias (RN): determinar estándares de seguridad y salud en el trabajo, incluso en operaciones pequeñas, que requieran documentos, capacitación y controles específicos; y
- LGPD (Ley General de Protección de Datos): impone reglas estrictas para la recopilación, almacenamiento y uso de datos personales, incluso para microempresas;
- Licencias ambientales y sanitarias: incluso las empresas de bajo impacto deben ser reguladas ante los organismos competentes;
- ECD y ECF (Contabilidad Digital/Redacción de Impuestos): obligatorios para empresas fuera de Simple Nacional, con reglas detalladas y plazos estrictos.
Ignorar estas obligaciones puede resultar costoso. Las sanciones van desde multas millonarias, como las previstas en la LGPD (hasta 2% de facturación, limitada a 50 millones de R$ por infracción), hasta prohibiciones, procedimientos laborales o civiles, así como dificultades para obtener crédito, participar en ofertas o asociaciones cercanas. “Para una pequeña empresa, cualquier impacto imprevisto en el efectivo puede ser fatal”, subraya el director general.
Además de las consecuencias legales, el incumplimiento también puede afectar la imagen de la empresa.“La reputación es un activo valioso. Los problemas de los consumidores, la filtración de datos o las quejas sobre las malas condiciones laborales pueden socavar la confianza del mercado”, añade Loureiro.
La tecnología como aliado
Con tantas demandas en juego, el control manual se vuelve prácticamente inviable. Aquí es donde la tecnología entra en juego como aliada del pequeño empresario.“O AmbLegis realiza un estudio totalmente personalizado de la legislación aplicable, automatiza el mapeo, seguimiento y actualización de las obligaciones legales, emitiendo notificaciones periódicas según el estado de cada cliente y servicio en cuanto a plazos, actualizaciones legislativas y”, según CEO. “El objetivo de Ourgo es democratizar el acceso a la gestión y cumplimiento legal. Con la tecnología, incluso una pequeña empresa puede operar con el mismo nivel de control y seguridad que una gran corporación, explica Loureiro.
Además de evitar riesgos, el uso de herramientas automatizadas permite seguir más rápidamente los constantes cambios en la legislación que son imprescindibles, especialmente ante noticias que ya empiezan a aplicarse en los próximos meses. Entre las leyes más recientes que requieren una mayor vigilancia se encuentran la propia LGPD, cuya supervisión se ha ido intensificando, la actualización de la NR 1, y los cambios previstos para 2025 en Simples Nacional, como el Código de Régimen Fiscal obligatorio (CRT 4) en las facturas electrónicas emitidas por los MEI.
“La empresa ya es un desafío. Pero ignorar la legislación puede convertir un buen negocio en un dolor de cabeza. Estar al día con las obligaciones es, en primer lugar, una forma de proteger el futuro de la empresa”, concluye el director general de AmbLegis.