La Unión Europea (UE) ha dado un paso significativo en la regulación de la inteligencia artificial al implementar, desde agosto, la primera legislación integral en la materia, conocida como Ley de IA. Este nuevo reglamento, que será plenamente aplicable a partir de 2026, establece normas estrictas para el desarrollo y uso de sistemas de IA en territorio europeo, con el objetivo de garantizar la seguridad, la ética y el respeto de los derechos fundamentales. La iniciativa de la UE puede servir de precedente para otros países, incluido Brasil.
La Ley de IA adopta un enfoque basado en el riesgo, clasificando los sistemas de IA en diferentes categorías, desde aquellos de riesgo mínimo hasta aquellos de riesgo inaceptable. Esta metodología establece un nuevo estándar global y puede presionar a otros países para que aceleren sus propias regulaciones. En Brasil, el tema ha sido debatido por las cámaras parlamentarias desde 2020 y, más recientemente, el Proyecto de Ley 2.338/2023 (PL IA) ha comenzado a discutir la regulación con un enfoque similar, demostrando cómo el país puede seguir los pasos de la UE.
Alan Nicolas, experto en IA empresarial y fundador de Academia Lendar[IA], ve la nueva legislación europea como una señal para todos los países donde no existen leyes específicas para la inteligencia artificial. “La implementación de la Ley de IA en Europa es un hito que muestra la necesidad de que Brasil avance en su propia regulación de IA. Si no seguimos esta tendencia, podemos enfrentar desafíos no sólo para adaptarnos a las reglas internacionales, sino también para garantizar que nuestras empresas estén alineadas con las prácticas de seguridad y gobernanza global”, dice el experto.
Consecuencias de la legislación
El impacto de la Ley de IA puede ser profundo, especialmente para las empresas que operan en mercados globales o que utilizan sistemas de IA desarrollados fuera de Brasil. La nueva legislación de la Unión Europea establece directrices claras sobre la transparencia y seguridad de los sistemas de inteligencia artificial, temas que también se están discutiendo en el contexto brasileño.
Como señala Alan Nicolas, las empresas locales ya han comenzado a anticipar cambios regulatorios.“Muchas corporaciones en Brasil se están preparando, algunas incluso desarrollando informes de impacto de IA y ajustando sus prácticas para alinearse con futuros requisitos legales”.
Además, la nueva legislación europea impone sanciones por incumplimiento de sus disposiciones, algo que también se está considerando en la PL IA brasileña. En el caso de la UE, las multas pueden alcanzar hasta el 7% del volumen de negocios global de la empresa, lo que refuerza la necesidad de una adaptación estricta y rápida por parte de las empresas que necesitan operar de acuerdo con estas nuevas normas.
Camino hacia la Regulación en Brasil
Con la aprobación de la Ley de IA aumenta la presión sobre Brasil para que establezca su propio marco regulatorio. Esta urgencia se evidencia principalmente por el hecho de que el país más grande de América del Sur se encuentra entre los que tienen más usuarios de Internet en el mundo, sólo detrás de China, India, Estados Unidos e Indonesia. En América Latina, Brasil es líder, seguido de México y Argentina.
PL AI se podrá votar a finales de este año y aporta elementos inspirados en la regulación europea, como la clasificación de riesgos y la responsabilidad civil de los proveedores de sistemas de IA.“O Brasil tiene la oportunidad de crear una legislación sólida y moderna alineada con las mejores prácticas globales. Esto ayudará promover la innovación y garantizar que los avances tecnológicos se utilicen de forma ética y segura”, concluye Alan Nicolas.
La implementación de legislación en Brasil será importante para proteger los derechos de los ciudadanos y promover un entorno de innovación sostenible. Con la tendencia global establecida por la Ley AI, la expectativa es que otros territorios donde la regulación ya está en marcha sigan el ejemplo de la Unión Europea, creando una estructura que equilibre la innovación con la responsabilidad.