La Inteligencia Artificial (IA) está revolucionando la forma en que operan las empresas y definen sus direcciones en todo el mundo. Su capacidad para procesar grandes volúmenes de datos rápidamente e identificar patrones complejos la convierte en una poderosa herramienta para detectar deficiencias operativas y de gobernanza, haciendo que las organizaciones sean más eficientes, competitivas y resilientes.
Al aprovechar las capacidades de IA, las empresas pueden tomar decisiones más inteligentes, reducir el riesgo y mejorar sus resultados. La aplicación de esta tecnología en múltiples áreas no solo mejora la eficiencia y eficacia de las operaciones, sino que también fortalece la gobernanza al proporcionar una visión más precisa y en tiempo real. del estado de la empresa, permitiendo una respuesta rápida a posibles problemas.
Sin embargo, sacar la IA de la teoría y ponerla en práctica, asociada a otros métodos y tecnologías a favor de la eficiencia, exige estrategia y conocimiento. Cuando hablamos de optimización en el área operativa, existen numerosos procesos y dos caminos claros: el primero es el de la automatización pura y simple, a través de herramientas de Automatización Robótica de Procesos (RPA, en el acrónimo en inglés) y tecnología que utiliza robots de software para automatizar tareas repetitivas y manuales, realizadas por humanos en sistemas empresariales.
La otra forma es identificar procesos y si realmente se están adoptando las mejores prácticas. Todo este mapeo y cuestionamiento dentro de un referente de mercado es muy importante, y en esta acción la IA puede ayudar considerablemente, señalando de forma predictiva qué pasos están optimizados y cuáles son los que no generan el valor adecuado, comparándolos con empresas del mismo sector, evitando fallos y sugiriendo mejoras en torno a cuellos de botella y flujos de trabajo.
El impacto positivo de combatir las deficiencias operativas con IA también implica automatizar tareas repetitivas (la IA libera a los profesionales para centrarse en actividades que requieren más creatividad y análisis) y reducir los errores (la automatización de tareas reduce la posibilidad de errores humanos, aumentando la precisión del proceso).
En la industria, la IA puede impactar positivamente el funcionamiento de toda la maquinaria, analizando datos de sensores e indicando mantenimiento preventivo, evitando la interrupción de actividades. Para bancos y aseguradoras, los patrones de comportamiento pueden ayudar a identificar fraude en las solicitudes financieras y de indemnización.
Además, la IA puede contribuir significativamente a la automatización de los proyectos de los clientes, estandarizando interpretaciones según parámetros establecidos, aportando resultados más personalizados, con mayor eficiencia, reducción de costes y satisfacción.
Podemos concluir, de esta manera, que cuanto más automatizado sea el proceso de una empresa, menor será el impacto de la deficiencia operativa. Esto se debe a que la automatización es capaz de captar el error y el reprocesamiento, en lo que sería un escenario ideal. Si el volumen de retrabajo no es considerable o el tiempo para ello es pequeño, tenemos una deficiencia incluso aceptable, pero es importante evaluar el grado de madurez de cada organización.
En este mismo sentido, cabe mencionar que la IA o la tecnología no tiene el poder de cuestionar y criticar. La máquina aprende lo que se enseña, pero hay situaciones que involucran sesgos o ética con los algoritmos, y ahí es donde el factor humano se impone como fundamental. Es necesario tener siempre a alguien capaz de mirar, redirigir y dar retroalimentación a las herramientas tecnológicas, para que no se pueda minimizar el entrenamiento y entrenamiento constante.
Desde la fábrica hasta los sectores de TI, la eficiencia operativa con IA y aprendizaje automático, por nombrar sólo dos tecnologías posibles, es esencial en un entorno de fuerte competencia y clientes cada vez más exigentes para entregas personalizadas. Con una mejor toma de decisiones, más eficiencia y costos optimizados, tenemos un ecosistema intacto y cercano a los mayores retornos deseados por cualquier negocio. Pero para lograr este resultado es fundamental comprender los procesos, medir, automatizar y tener presente una gobernanza estructurada.