Con el avance acelerado de la Inteligencia Artificial (IA), el futuro del trabajo atraviesa una transformación profunda. Estudio reciente de la ONU advierte que cerca del 40% de las ocupaciones actuales podrían verse afectadas por la tecnología en las próximas décadas.
El cambio ya está en marcha. Sectores como producción, logística y atención al cliente están adoptando soluciones automatizadas, como chatbots, algoritmos predictivos y vehículos autónomos, reemplazando funciones antes exclusivamente humanas. Grandes empresas están invirtiendo en estas herramientas para reducir costos y aumentar la eficiencia, lo que puede resultar en despidos masivos si no hay una respuesta rápida de adaptación por parte de la fuerza laboral y de las políticas públicas.
A pesar de las preocupaciones por el desempleo tecnológico, los especialistas destacan que la IA también crea nuevas oportunidades. Áreas como ciencia de datos, ciberseguridad, ética en IA y desarrollo de algoritmos ganan destaque y prometen crecer en los próximos años.
"La clave para enfrentar este escenario es la adaptación", afirma Izabela Holanda, directora de IH Consultoría y Desarrollo Humano. “Más que resistir al cambio, es necesario comprenderlo, buscar capacitación continua y desarrollar habilidades humanas que son insustituibles.”
Según ella, el protagonismo profesional pasa, ahora, por el aprendizaje constante. "Cursos de corta duración en programación, análisis de datos e inteligencia artificial son cada vez más accesibles. Al mismo tiempo, competencias como empatía, pensamiento crítico, creatividad y comunicación eficaz se convierten en diferenciales competitivos", destaca.
Para Izabela, el avance de la IA no debe ser visto como una amenaza inevitable, sino como una oportunidad estratégica. La pregunta no es si los robots van a tomar nuestros empleos, sino cómo podemos trabajar junto con ellos. La tecnología puede — y debe — ser una aliada en la construcción de un mercado más justo, productivo e innovador.