El uso de activos de propiedad intelectual (PI) como garantía para el financiamiento empresarial es una posible solución innovadora para ampliar el acceso al crédito, especialmente para las pequeñas y medianas empresas (PYME) en los países en desarrollo.
Según el manual recientemente publicado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), derechos como marcas, patentes, diseños industriales y derechos de autor con explotación económica, incluido el software, pueden utilizarse para garantizar transacciones financieras.
Este enfoque es especialmente ventajoso para las PYME centradas en la tecnología, el diseño y los medios de comunicación, que a menudo carecen de activos tangibles pero poseen valiosos derechos intelectuales, segúnLuiz Fernando Plastino, abogado de Barcellos Tucunduva Advogados, especialista en Propiedad Intelectual y doctor en Derecho Civil por la USP.
“Sin embargo, en teoría, cualquier derecho de propiedad intelectual que sea negociable puede utilizarse para obtener financiación. En países como Estados Unidos, tenemos una historia de uso de los derechos de autor desde al menos finales del siglo pasado. En los países de Europa continental hemos tenido discusiones sobre derechos de autor y marcas registradas utilizadas como garantía desde el siglo XIX. En Brasil hemos visto marcas utilizadas como garantías legales, pero aún no es común ver esos derechos utilizados en financiaciones”, explica.
Muchas veces las pymes, especialmente aquellas dedicadas a la tecnología, el diseño o la producción de medios, no poseen activos tangibles propios para garantizar un préstamo, por ejemplo, pero tienen derechos intelectuales valiosos y pueden utilizar ese valor para obtener financiamiento, si la institución financiera está dispuesta y preparada para aceptarlos. "Varias empresas, incluso las instituciones financieras, ni siquiera saben que es posible estructurar este tipo de operación, porque no es algo muy estudiado y aún no tenemos mucha jurisprudencia sobre el tema", dice Plastino.
En la tesis doctoral defendida en la Facultad de Derecho de la USP, titulada "Derecho patrimonial de autor como bien mueble: repercusión en los derechos de garantía", Plastino plantea la cuestión de que las empresas tendrían mucho que ganar con esta práctica. "de esas empresas pueden descubrir un tesoro al valorar sus activos intelectuales, que se realiza de formas diferentes a las que normalmente se practican con el patrimonio material, como bienes inmuebles o equipos".
El nuevo manual de la OMPI presenta diversos modelos, que van desde la cesión de propiedad intelectual y licenciamiento de vuelta, la constitución de garantías sobre el propio derecho, hasta la inversión directa y la titulización de la recepción de regalías. El material anterior de la OMPI solía centrarse en ese último formato, que se hizo famoso por ser el modelo inaugurado por David Bowie para financiar sus lanzamientos en los años 1990, recuerda.
Para el especialista, es importante destacar que el manual de la OMPI analiza el problema desde el punto de vista de la negociación y sin aferrarse al derecho de ningún país. "Mi investigación doctoral se centró en cómo estas estructuras deben adoptar una forma jurídica en Brasil, pensando principalmente en los derechos de autor y de software. Es importante saber cómo realizar estas actividades para que ninguna de las partes quede en desventaja", defiende Plastino.
El manual de la OMPI (“Financiación práctica de la propiedad intelectual: cómo obtener préstamos con sus activos de propiedad intelectual”) está disponible en su página de finanzas empresariales:https://www.wipo.int/en/web/ip-financing