Recientemente, el ecosistema emprendedor fue "sacudido" por la caída en las acciones de empresas de tecnología de Estados Unidos y Europa tras el anuncio de que la aplicación china DeepSeek fue la más descargada del día. Lanzada la semana pasada y completamente gratuita para el público, la herramienta de Inteligencia Artificial (IA) china ganó popularidad. En general, las herramientas de IA dominan las noticias y la imaginación popular, pero los debates relacionados con la política de privacidad y protección de datos aún son escasos.
Desde que fue promulgada, la Enmienda Constitucional 115/2022 determinó que la protección de datos personales es un derecho fundamental, garantizado a todos los brasileños por la Constitución. Sin embargo, la política de privacidad de la IA más popular en este momento, DeepSeek, preocupa a algunos especialistas, que consideran la recopilación automática de datos como la "dinámica de teclas" (keystroke dynamics), monitoreo y captura del comportamiento del usuario, un punto de atención.
La empresa menciona que los datos recopilados serán compartidos con "nuestro grupo corporativo", pero no especifica cuáles son esas empresas, ni cuál es la finalidad o el propósito de esa compartición. Sin embargo, la política de privacidad de otras grandes empresas, como la propia OpenAI, de ChatGPT, sigue el mismo patrón de no especificar claramente qué empresas forman parte del "grupo corporativo" o el propósito del tratamiento de los datos. Lo que necesitamos entender es que el usuario hoy está preocupado, o debería estar preocupado, por entender mejor cómo se están utilizando sus datos, afirma el especialista en Big Techs, socio de Silva Lopes Advogados, Lucas Euzébio.
En la disputa por garantizar la seguridad de los usuarios de inteligencias artificiales, circula en Brasil el Proyecto de Ley nº 2338/2023, que establece el Marco Legal de IA. Aprobado por el Senado, el proyecto tiene como objetivo regular la tecnología en el país, además de afirmar que debe tener clasificaciones de riesgos a seguir. En las últimas semanas, la cuestión del consentimiento y la seguridad ha cobrado relevancia con la decisión de suspender la recopilación de datos sensibles (a través del iris del ojo) por parte de la empresa Tools for Humanity en Brasil, que ofrecía una recompensa económica a quienes realizaban el procedimiento.