Los líderes empresariales tienen un papel crítico en el funcionamiento de las empresas. En este escenario, la IA no es solo una herramienta de automatización, sino un catalizador de cambios. Estudios de McKinsey indican que las empresas que adoptan IA de manera estratégica crecen hasta un 50% más rápido que los competidores que resisten al cambio. PwC estima que la IA añadirá 15,7 billones de dólares a la economía global hasta 2030. Por eso, es necesario entender los impactos de la IA en la cultura organizacional y anticipar disrupciones.
Daniel Kahneman, ganador del Nobel de Economía, demostró en sus estudios sobre sesgo cognitivo que resistimos a lo nuevo por instinto de autopreservación, incluso cuando los beneficios son evidentes. Antonio Damasio, reconocido neurocientífico, explica que las decisiones son impulsadas por emociones incluso antes de que actúe la razón. Si no hay una readaptación en los liderazgos para comprender estos mecanismos, el miedo al cambio será nuestro mayor enemigo
El uso de la Inteligencia Artificial está transformando industrias, desafiando modelos de gestión y redefiniendo la propia esencia del trabajo. No basta entender la IA, es necesario comprender cómo liderar en un mundo donde las máquinas amplían la capacidad decisoria de los humanos. Los estudios en neurociencia conductual indican que el miedo al cambio activa áreas del cerebro relacionadas con el instinto de supervivencia, mientras que la curiosidad y el aprendizaje continuo activan la corteza prefrontal, responsable del pensamiento estratégico.
“En el pasado, el liderazgo significaba tener conocimiento y tomar decisiones basadas en la experiencia y la intuición. Hoy en día, significa saber interpretar datos, identificar patrones invisibles al ojo humano y, lo más importante, garantizar que la tecnología sea un aliado de la estrategia empresarial, y no un sustituto de la inteligencia humana. “El verdadero valor de la IA está en hacer que tu empresa sea más eficiente, con excelencia y sin perder tiempo en procesos operativos que podrían automatizarse”,explica Evandro Lopes, especialista en Neurociencia y CEO de SLComm.
Empresas como Amazon y Google ya han demostrado que la IA no es una ventaja, sino una necesidad. En Amazon, con la integración de IA fue posible programar los algoritmos de IA para analizar el comportamiento de los consumidores y ofrecer recomendaciones personalizadas. Por otro lado, Google, a través de su RankBrain, logró clasificar los resultados de búsqueda y entender la intención del usuario.Por otro lado, Kodak y Blockbuster son ejemplos de organizaciones que ignoraron señales de disrupción y pagaron el precio de la estancación.
La IA no se trata de apilar tecnologías, sino de entender procesos, identificar cuellos de botella y redefinir flujos para integrar más inteligencia en la capacidad humana. El verdadero valor de la IA está en hacer que su empresa sea más eficiente, con excelencia y sin pérdida de tiempo en procesos operativos que podrían ser automatizados.