La cultura organizacional dejó de ser un tema abstracto para consolidarse como una de las principales estrategias de negocio. En un escenario donde la resiliencia y la productividad son vitales, las empresas que priorizan la cultura cosechan más enfoque, compromiso, colaboración y alineación, y con ello entregan resultados más sostenibles y consistentes. Las otras, pagan caro: con caída en los resultados, retrabajo, baja productividad, silos y pérdida de talentos.
Para Mariana Damiati, socia-directora de Cultura y Transformaciones Organizacionales de laCrecimientola cultura tiene un impacto directo en el rendimiento de los equipos y en la entrega de resultados. La cultura es lo que orienta decisiones difíciles y moldea comportamientos diariamente. No sirve de nada exigir rendimiento si los líderes no dan el ejemplo ni construyen claridad sobre cómo debe suceder, afirma.
Es importante destacar que las evidencias prácticas muestran que una cultura bien trabajada genera ambientes más cohesionados, con mayor autonomía y protagonismo. Cuando las personas entienden claramente lo que se espera de ellas, no solo en metas, sino en actitudes, entregan más. Esto no es un discurso idealista: es una gestión basada en consistencia, coherencia, alineación y propósito.
La cultura vive – o muere – en manos del liderazgo. Cada decisión, cada retroalimentación, cada elección u omisión comunica y refuerza lo que realmente se valora. Por lo tanto, cultura y liderazgo son indisolubles y caminan juntas», explica Mariana.
La ejecutiva destaca que los entornos culturalmente desalineados también pierden velocidad y, en la dinámica del mercado actual, esto puede convertirse en un riesgo real que puede comprometer la competitividad de las empresas. Ya las culturas fuertes y consolidadas, además de orientar comportamientos, desempeñan un papel fundamental en la generación de sentido de pertenencia y conexión de las actividades diarias con el propósito de la empresa, aumentando la motivación, mejorando el clima organizacional, el e-NPS, la retención de talentos y afectando directamente los indicadores de rendimiento.
“El mayor error de las organizaciones es tratar la cultura como un proyecto paralelo o un tema secundario. La cultura es una de las estrategias de negocio más potentes para generar resultados sostenibles. Y esto solo sucede cuando el liderazgo se vuelve visible, coherente y presente en las decisiones cotidianas”, concluye Mariana.