La proporción de personas que trabajan desde sus casas ha aumentado significativamente en los últimos diez años, según datos de la última Encuesta Nacional por Muestra de Hogares Contínua (PNAD Contínua). Excluyendo a los servidores públicos y trabajadores domésticos, el 8,3% de las personas ocupadas en el país en 2023 realizaban sus actividades directamente desde sus domicilios de residencia. Se observa que el crecimiento de este grupo, que era nulo entre 2012 y 2016, aumentó debido a la pandemia, alcanzando el 8,5% en 2022.
Aunque haya perdido algo de tracción desde la pandemia, el trabajo desde casa – o trabajo remoto – es un modelo que vino para quedarse, lo que significa que se han implementado una serie de adaptaciones en las empresas para garantizar la calidad del trabajo y el bienestar de los equipos. Sin embargo, trabajar fuera de la oficina puede plantear algunas suposiciones que no necesariamente corresponden a la realidad. Una de ellas es la idea de que el acoso moral no ocurre a distancia. En general, las personas sienten menos miedo de ser responsabilizadas y reprendidas en un entorno virtual. Esto hace que el trabajo remoto sea vulnerable y tan propenso al acoso como el presencial», señala Alessandra Costa, psicóloga y socia de laConsultoría S2, una referencia brasileña en la gestión de conductas de riesgo.
Por ser una novedad para muchas personas, no siempre es fácil identificar las señales de problema en el entorno remoto. Para levantar este debate y traer más visibilidad al tema, Alessandra seleccionó algunos de los principales comportamientos que configuran acoso moral en el trabajo desde casa, basándose en los datos y la experiencia de S2 en la gestión de prevención de riesgos e investigación corporativa.
- Comunicación invasiva
La forma en que se estableció la comunicación en un equipo determinado debe ser respetada por todos. Cuando, por ejemplo, se utilizan números corporativos, enviar mensajes o llamar al número personal de un colaborador puede ser considerado un comportamiento problemático.
Pueden existir excepciones, pero éstas no deben afectar la privacidad de nadie. Los teléfonos personales, las redes sociales y otras formas de intentar forzar el contacto fuera de los canales de la empresa pueden convertirse en un tipo de acoso, sobre todo cuando hay insistencia”, informa la psicóloga.
- Demasiados mensajes
Incluso cuando se utilizan los canales correctos, todavía se necesita cierta moderación. “Vivimos en una era de mucha urgencia y, de vez en cuando, es normal que ocurra una acumulación de tareas y, en consecuencia, de información. Pero el exceso de mensajes y la exigencia de respuestas constantes son una puerta abierta a la ansiedad, la falta de priorización y el malestar. Las personas no pueden trabajar correctamente si necesitan responder a alguien todo el tiempo, y esto puede llevarlas rápidamente a casos de agotamiento”, explica Alessandra.
- Falta de respeto al horario
Todo modelo de trabajo puede implicar horas extras, pero existe una mayor presión para actuar fuera del horario acordado cuando el entorno es remoto. Ya sea en el período antes o después del correcto o incluso reduciendo el horario de almuerzo, este tipo de práctica se clasifica como acoso moral.
Alessandra señala: “Los directivos que exigen atención fuera del horario laboral están faltando al respeto al contrato entre las partes y presionando a los empleados, diciendo muchas veces que es ‘solo por esta vez’, pero repitiendo la situación en otras ocasiones. También es necesario estar atentos a las amenazas, veladas o no, a los profesionales que se niegan a responder o a trabajar fuera del horario laboral”.
- Control excesivo
La necesidad de saber todo lo que hace cada empleado en todo momento es un problema que puede surgir en cualquier entorno, pero se acentúa en el home office a través de las herramientas de monitorización y la exigencia de contacto constante.
“Este tipo de situaciones nacen de la falta de confianza y pueden desarrollarse de manera que compliquen la convivencia de todo el equipo, e incluso la calidad del negocio. En S2 hemos visto casos de directivos exigiendo cámaras en reuniones online porque no creían que los empleados estuvieran ocupados, al mismo tiempo, en reuniones con sus propios clientes”, explica el especialista.
- Presión alta
Cuando hay una preconcepción negativa sobre el trabajo remoto, algunos comportamientos se vuelven perjudiciales. “Piensa, por ejemplo, en reuniones ‘sorpresa’, a veces incluso en el primer minuto del día o en momentos cercanos a las pausas para descansar. Si el profesional no aparece de inmediato, hay gestores que afirman que eso significa que es perezoso o mentiroso, quizás incluso frente al resto del equipo. Es un tipo de humillación, y ciertamente constituye acoso”, informa Alessandra.
En todas estas situaciones, puede ser difícil para las víctimas buscar ayuda, posiblemente por miedo a represalias, vergüenza y culpa por el acto sufrido, falta de confianza en la dirección y falta de canales seguros para buscar ayuda.
Para garantizar que el acoso quede lejos de su empresa, ya sea de forma remota o no, algunos consejos son esenciales, como tener un canal de denuncias seguro y fomentar su uso, mantener una comunicación transparente con todo el equipo y tener un código de conducta actualizado. También es recomendable promover capacitaciones y conferencias sobre acoso moral, así como aplicar una prueba de integridad para prevenir que ocurran comportamientos de riesgo.