Con el crecimiento acelerado del comercio electrónico, Brasil enfrenta un aumento significativo en las fraudes digitales, un fenómeno conocido como "industrialización del fraude". Este movimiento, que ya afecta de manera significativa mercados como los Estados Unidos y Europa, comienza a ganar fuerza en el país, representando una amenaza tanto para los consumidores como para los comerciantes.
De acuerdo con el informe “El Estado del Fraude y Abuso 2024”, las pérdidas globales causadas por fraudes en el comercio electrónico alcanzaron más de US$48 mil millones en 2023, con proyecciones de superar los US$343 mil millones para 2027. Este crecimiento exponencial se debe, en parte, a la sofisticación de los delitos digitales en la actualidad, impulsada por el avance tecnológico, que permite a las redes de fraude actuar a escala.
Utilizando técnicas como manipulación de direcciones y redireccionadores fraudulentos, además de herramientas como la inteligencia artificial (IA) para ampliar la sofisticación de los ataques que son cada vez más complejos de detectar, las redes criminales organizadas pueden, en cuestión de minutos, realizar estafas generando pérdidas millonarias. Ante este escenario, la necesidad de soluciones innovadoras y robustas para proteger el sector nunca ha sido tan urgente.
Las empresas de comercio electrónico ya encuentran soluciones antifraude en el mercado con desarrollo de tecnología que acompaña la sofisticación de la industria del fraude. La IA tiene un papel muy importante en la prevención antifraude", dice Gabriel Vecchia, director comercial de Signifyd, empresa global de protección. "Es con más tecnología que se combate la tecnología del crimen".
Si las fraudes también aumentan a medida que crece el comercio digital, la preparación anticipada es la principal diferencia para las empresas que desean ganar esta carrera. Las tendencias globales de mitigación de fraudes en el comercio electrónico avanzan con la adopción de tecnologías avanzadas, como la IA, que permite la verificación de miles de datos en tiempo real para identificar diversos tipos de fraude con mayor precisión y a la misma escala que las redes especializadas de fraudes.
Con el surgimiento de la nueva generación de soluciones antifraude, basadas en IA, la inversión en protección inteligente pasó a ser vista como una estrategia para impulsar los negocios, en comparación con un gasto necesario como se veía en el pasado con las herramientas tradicionales basadas en procesos manuales.
Eso se debe a que el mercado ofrece opciones de socios en protección que, al automatizar procesos, se vuelven capaces, por ejemplo, de asumir la responsabilidad por pérdidas generadas por transacciones fraudulentas, contribuyendo a mantener la salud financiera de los comercios electrónicos. "La tercera generación de antifraudes invierte en el desarrollo de tecnología avanzada porque entiende que su función es contribuir al crecimiento del comercio electrónico mediante una protección antifraude eficiente, y que la única forma de lograrlo es anticipándose a la evolución del fraude con el apoyo de la capacidad analítica de la inteligencia artificial", concluye Gabriel.