El comercio electrónico nunca ha tenido a su disposición tantos recursos tecnológicos como ahora. De soluciones basadas en inteligencia artificial a automatización de marketing, pasando por chatbots, análisis de datos en tiempo real y sistemas logísticos inteligentes. El sector vive un momento de evolución acelerada. Y los datos lo confirman: según Nuvei, las ventas del comercio electrónico pasarán de 26,6 mil millones de dólares en 2024 a 51,2 mil millones en 2027, un aumento del 92,5% en el período, impulsado por el avance de la transformación digital y el creciente deseo de personalización en el proceso de compra.
Pero ante tantas opciones, surge la pregunta inevitable: ¿qué herramientas realmente valen la inversión? En tiempos de márgenes ajustados, los directores de marketing, tecnología o innovación deben adoptar una visión centrada en la rentabilidad. Es decir, la prioridad es proteger elEn resumen— esa última línea del estado financiero que revela la ganancia de la empresa. En ese sentido, la elección de nuevas tecnologías debe estar directamente vinculada al impacto medible que generan en el negocio.
Muchas empresas cometen el error de invertir en herramientas que no se alinean con su realidad operativa o que se implementan de forma apresurada y sin planificación. ¿El resultado? Tiempos sobrecargados, datos descentralizados y una serie de procesos atascados que dificultan la toma de decisiones. Por eso, un camino más eficaz — especialmente para pequeñas y medianas empresas — es escalar con estrategia: adoptar una tecnología a la vez, con enfoque en resolver problemas reales y específicos.
Este enfoque permite seguir con precisión el impacto de cada solución, haciendo ajustes siempre que sea necesario. Además de preservar recursos, esta estrategia favorece el aumento del retorno sobre la inversión (ROI) y reduce el riesgo de desperdicio.
Otro punto importante es la adecuación de las herramientas al contexto local. Es común que las empresas brasileñas adopten soluciones recomendadas por matrices internacionales que, aunque consolidadas a nivel global, no se ajustan a los procesos regulatorios y operativos de Brasil. Eso genera altos costos en dólares, sin un retorno proporcional. En estos casos, el gestor local debe asumir un papel más activo y demostrar que las soluciones desarrolladas por empresas nacionales pueden ser más eficaces, más rápidas y financieramente más viables.
Es importante destacar que buscar eficiencia no significa renunciar a la innovación. Los chatbots, por ejemplo, son soluciones comprobadas en la reducción de costos de atención, con potencial para reducir hasta un 30% de estos gastos. Sin embargo, la automatización debe usarse con equilibrio; el exceso puede llevar a la deshumanización de la experiencia del cliente. Por eso, la planificación es tan esencial como la herramienta en sí.
En el mismo razonamiento, el modelo de arquitecturacomposable, que permite combinar diferentes herramientas para crear soluciones personalizadas, es extremadamente prometedor — siempre que vaya acompañado de claridad en los objetivos y madurez digital. Siguiendo esa lógica, lo ideal es buscar soluciones que satisfagan múltiples necesidades con el menor número posible de contratos. Esto reduce el esfuerzo de integración, simplifica la gestión y mejora la eficiencia operativa. Soluciones orientadas a la experiencia del cliente, como plataformas de personalización y automatización de marketing, generalmente ofrecen un retorno más rápido. Ya se pueden adoptar tecnologías más robustas, como análisis predictivo y sistemas de optimización logística, en fases posteriores, a medida que el negocio madura.
En resumen, la tecnología debe ser una palanca de crecimiento, no una carga financiera u operativa. El secreto está en hacer elecciones conscientes, basadas en datos, objetivos claros y en la operación real de cada empresa. No todo lo que está disponible en el mercado es aplicable a todos los negocios. Lo importante es identificar lo que realmente mueve los indicadores y, a partir de ello, crecer con inteligencia.