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Detrás de la innovación: la decisión que define el futuro

Para muchos, pensar en tecnología todavía es sinónimo de futurología. Quizás por la evolución no lineal que a veces nos sorprende, o por las rupturas que cambian repentinamente el curso de lo que parecía previsible, todavía hay quienes creen que es imposible anticipar la próxima ola. Y peor: que ni siquiera tiene sentido intentar hacer eso.

Sin embargo, al observar más de cerca, notamos que la historia de la tecnología no ha sido un camino completamente impredecible. Además de los grandes saltos, su progreso ha sido respaldado por bases discretas, pero decisivas. Aquí surge una verdad, a veces incómoda: no basta con innovar; también es necesario elegir cuidadosamente dónde implementar esa innovación para que no se derrumbe con el primer cambio de marea.

En tecnología, la atención no puede estar solo en el hoy; también tiene que estar en el futuro. Con base en esto, la idea de una infraestructura probada por el tiempo tiene sentido. Y no requiere magia ni adivinación. Requiere estrategia. Es necesaria sensibilidad para mirar más allá de los "bits y bytes" y entender que, por debajo de todo lo visible, existe una capa crítica que no puede fallar.

Muchas personas piensan en la nube, inteligencia artificial, automatización y microservicios. ¿Pero qué mantiene todo eso unido? ¿Cuál es la capa común que permite que las aplicaciones se ejecuten, que los sistemas se comuniquen entre sí y que los datos viajen de manera segura de un extremo al otro del planeta? Esta capa — esta columna vertebral digital — tiene un nombre que rara vez se menciona fuera del mundo técnico, pero que permite que todo esto suceda: el sistema operativo.

Sin glamour ni marketing, el sistema operativo ha sido durante décadas el puente entre el hardware y el software, entre las ideas y su ejecución. No importa cuán revolucionario sea una nueva aplicación; sin un sistema operativo robusto, seguro y adaptable, no llegará a producción. No hay confianza. No hay escala. No hay futuro.

Hoy, esta capa adquiere aún más importancia porque estamos entrando en una era híbrida, en la cual ambientes tradicionales y modernos deben coexistir. Una era en la que el talento técnico escasea, los presupuestos son ajustados y los ataques cibernéticos aumentan; la automatización no es un lujo, sino una necesidad; y la IA ya no es un experimento, sino un impulsor de ventaja competitiva.

Entonces, ¿por qué no hablamos más sobre el sistema operativo? ¿Por qué no reconocemos que una decisión tan "básica" como elegir el sistema correcto puede ser lo que permita — o dificulte — la innovación? La respuesta puede estar en su naturaleza: el sistema operativo es invisible, pero está en todas partes. Y como todo lo que es esencial, tendemos a olvidarlo… hasta que algo sale mal.

Por lo tanto, vale la pena analizar más de cerca qué significa contar con un sistema operativo preparado para el futuro. Uno que no solo ejecute procesos, sino que pueda convertirse en el verdadero facilitador de una transformación digital sostenida.

Todo esto se puede encontrar en Enterprise Linux, una distribución de Linux creada a partir de contenido cuidadosamente seleccionado, rigurosamente probado y validado dentro de un amplio ecosistema de socios de hardware y software. A diferencia de muchas distribuciones proporcionadas por la comunidad, Enterprise Linux ofrece no solo innovación y rendimiento, sino también seguridad continua, soporte técnico y estabilidad comprobada. Es la base sobre la cual las organizaciones pueden construir sin miedo, sabiendo que pueden escalar, modernizar y evolucionar sin perder el control. Porque el futuro no puede ser improvisado. Está sendo construído. Y toda gran construcción comienza con una base sólida.

Evolucionando junto con el mercado

Esta visión no es solo teórica. Está respaldada por décadas de adopción y confianza. De acuerdo con datos de laIDCEl 56% de las empresas que utilizan nubes públicas y el 49% de las que operan en nubes privadas cuentan con Linux empresarial como sistema operativo base, precisamente por los servicios adicionales que ofrece.

Líder en este mercado durante más de 25 años, Red Hat reinventa continuamente el Enterprise Linux para mantenerse a la vanguardia. No como una pieza aislada, sino como un tejido conectivo entre el pasado, el presente y el futuro tecnológico.

Su lanzamiento más reciente, Red Hat Enterprise Linux 10, es una respuesta concreta a los desafíos más urgentes de la actualidad. Su fuerza proviene del poder del código abierto: un modelo que combina transparencia, colaboración e innovación para anticipar problemas, no solo para reaccionar a ellos. Esto permite que las empresas creen soluciones listas para un mundo donde la inteligencia artificial y la computación cuántica dejarán de ser temas futuristas para convertirse en la nueva normalidad.

El impacto va más allá de lo técnico.Informereciente de IDC muestra que las empresas que estandarizan su infraestructura en Red Hat Enterprise Linux obtienen beneficios tangibles: ahorro operativo, aumento de la productividad, mejoras en el rendimiento y viabilización de nuevas iniciativas. Se estima que esto se traduzca en beneficios equivalentes a 26 millones de dólares estadounidenses anualmente, con un retorno de la inversión (ROI) del 313% en tres años.

Decisiones guiadas por la innovación

La nueva versión del sistema operativo representa un paso importante para ayudar a las organizaciones a enfrentar desafíos actuales importantes, como contener desviaciones, tomar mejores decisiones desde el inicio del ciclo de vida del servicio, fortalecer la seguridad, automatizar de manera inteligente y reducir la dependencia de habilidades altamente especializadas gracias a las herramientas basadas en IA.

Pero eso va más allá de la infraestructura. Modernizar la base digital de una empresa tiene un impacto real en la vida de las personas. Desde la protección de datos bancarios hasta el buen funcionamiento de aplicaciones de entrega y la eficiencia de asistentes virtuales en centros de atención, todo depende — en silencio — de la solidez del sistema operativo en segundo plano.

En un mundo en el que cada día se conectan más dispositivos y se generan volúmenes astronómicos de datos, cualquier fallo en esta base de datos puede tener consecuencias enormes para empresas y consumidores. Por lo tanto, los avances en los sistemas operativos no solo transforman las organizaciones: también mejoran la experiencia digital de millones de personas, ayudando a resolver los desafíos del presente y abriendo las puertas al futuro.

Alejandro Dirgan
Alejandro Dirgan
Alejandro Dirgan es Gerente Senior de Red Hat Enterprise Linux para América Latina en Red Hat.
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