Diariamente, el mundo genera alrededor de 2,5 quintillones de datos (2,5 Exabytes), según IBM. Pero, el acceso a estos activos no es tan equilibrado así. Grandes jugadores del mercado centralizan la mayor parte de este volumen de información, generando una economía completamente dependiente del flujo que circula dentro de estos que podemos denominar feudos digitales. La monopolización de estos señores feudales en la sociedad es extremadamente peligrosa, ya que puede perjudicar no solo una mayor competitividad del mercado, sino también su capacidad de destaque e innovación frente a un crecimiento continuo.
Este término, ya acuñado hace bastante tiempo, se refiere a los antiguos dueños de las tierras que dirigían a las personas para trabajar en sus cadenas de plantación. Hoy, la premisa se mantiene, cambiando las tierras por el entorno digital, siendo sus dueños representados por grandes empresas que poseen los datos de los usuarios, incluyendo Google, Meta, Amazon y muchas otras.
En estos modelos de negocio, los activos recolectados de los usuarios son explotados estratégicamente con el fin de obtener alguna fuente de ingreso, creando una dinámica de lucro basada en el control de este acceso continuo y a las fuentes generadoras de información frente a los servicios digitales, un problema igualmente preocupante que también ocurría en el antiguo feudalismo.
Son pocos los señores feudales digitales que centralizan la mayoría de estos activos, generando una dependencia inevitable de ellos. Al fin y al cabo, sin estos accesos digitales, no podríamos comunicarnos en las más diversas redes sociales, realizar investigaciones profundas en los motores de búsqueda globales y tener acceso a información en tiempo real sobre todo lo que sucede en el mundo.
Estamos monopolizados por la economía exclusiva que funciona dentro de estos feudos digitales y, ante posibles cambios que ocurran internamente, solo nos queda adaptarnos a esas alteraciones para seguir teniendo acceso a lo que sucede en estos entornos. Una dependencia inevitable de los "sirvientes" (usuarios) que no ven otra opción de elección ante un universo constantemente conectado.
Al resto del mercado, las pérdidas de esa monopolización son aún mayores. Eso se debe a que, para tener acceso a un pedazo de este feudo digital, los costos terminan siendo mucho mayores debido a esta centralización en manos de unos pocos, exigiendo una mayor inversión financiera en pro de una mayor visibilidad en línea. Sin embargo, no todas las empresas logran tener una gestión económica eficaz que permita este tipo de orientación financiera.
Las inversiones en marketing digital, según estimaciones de WebFX, presentan una enorme variación, pudiendo ir desde US$ 50,00 hasta US$ 6.000,00 por mes. Para empresas de pequeño y mediano tamaño, es muy difícil conseguir dirigir cantidades tan grandes constantemente, lo que hace que pierdan espacio frente a competidores que tengan una mejor gestión y estructuración en ese sentido y, en consecuencia, que pierdan su capacidad innovadora para destacarse.
La seguridad de esta información tampoco está tan garantizada, otro punto negativo que debe destacarse. En 2024, por ejemplo, aproximadamente 2.500 documentos de Google fueron filtrados, entre los cuales había detalles sobre cómo la empresa recopila, almacena y utiliza la información de los usuarios, incluyendo clics y registros de navegación de Chrome. Incluso con tantas leyes dirigidas a asegurar la implementación de sistemas de seguridad, lo que se ve, en la práctica, sigue siendo bastante deficiente.
Quien comprende la regla del juego, puede beneficiarse de esta dinámica y conducir las partidas a su favor. Sin embargo, no todos tendrán la misma igualdad de acceso y oportunidades de inversión en estos recursos, para obtener una mayor porción de tierra en estos entornos. Algo, de hecho, bastante difícil para aquellos que no consiguen una mejor oportunidad en este conglomerado.
Cada plataforma, con su respectivo señor feudal, establece sus propias normas a los interesados en usufructuar de sus tierras, una diversidad que necesita ser mejor regulada para que su acceso no sea tan restringido a quienes tengan mayores recursos financieros para ello. Junto a eso, algo aún más primordial es la educación y capacitación de los profesionales para que comprendan, en profundidad, cómo funciona esa dinámica y cómo protegerse para evitar riesgos de filtraciones o robos que, lamentablemente, son frecuentes en todo el mundo.
Es necesario adoptar medidas de concienciación que eviten que estos señores feudales adquieran poderes cada vez mayores. Cuanto más comprendan estos reglas los jugadores y sepan utilizarlas a su favor, mayores serán las posibilidades de aprovechar estos beneficios que la conectividad aporta al potencial competitivo del mercado.
Alejandro PierroEs maestro en gestión e ingeniería de la innovación, licenciado en ingeniería mecánica, física nuclear y especialista en gestión de PALAS, consultoría pionera en la ISO de innovación en América Latina.
