La empresa que se propone ser sostenible, alineando su actuación al concepto ESG, tiene un largo camino por recorrer. En este recorrido, una etapa primordial es la definición de su materialidad.
La materialidad puede entenderse como la definición de temas relevantes para la organización, en lo que respecta a estrategias y prácticas de sostenibilidad ambiental, social y de gobernanza. Está relacionada aos principais impactos que a organização promove ou está sujeita, y también a las oportunidades vinculadas a cada uno de sus riesgos.
Ya sean grandes corporaciones o pequeñas y medianas empresas, es fundamental considerar las particularidades de las organizaciones, incluso si operan en el mismo sector.
El impacto de los temas en los negocios no es el único aspecto a ser considerado desde la perspectiva de la materialidad. De la misma manera, es fundamental arrojar luz sobre lo que interesa a las partes interesadas, que son los colaboradores, proveedores, clientes, consumidores, todas las partes involucradas, en fin, en este proceso.
Cada stakeholder tiene afinidades y entendimientos diferenciados sobre lo que es más relevante en su día a día. Dependiendo de condiciones sociales, económicas, ambientales, políticas e incluso geográficas, un colaborador puede incluir entre otros temas importantes las prácticas laborales, la diversidad o la relación con los liderazgos. Para la comunidad local, la relevancia del negocio puede estar, por ejemplo, en el potencial de generar empleos. Desde el punto de vista del empleado, a veces el mayor interés es la marca empleadora.
Dados tantos intereses y necesidades específicas, la materialidad permite entender la relevancia y el impacto que los temas tienen en el negocio, y contribuye a definir prioridades de acción, definir objetivos y estrategias y reportar resultados a todos los grupos de interés.
Esta comprensión proporcionada por la materialidad precisa, necesariamente, interpretar con precisión los sesgos revelados por cada parte interesada. En este sentido, reforzamos la importancia de entender a la "gente" para desarrollar procesos adecuados, coherentes y con resultados reales.
Con vistas a reducir los riesgos asociados a estos sesgos, presentamos tres puntos que no se deben descuidar en el recorrido.
La primera de ellas es establecer una relación de confianza con cada grupo de interesados, precisamente para que exista un interés genuino en proporcionar información correcta y adecuada para la evaluación.
El segundo paso es aclarar cada una de las cuestiones materiales, alinear las expectativas y brindar comprensión.
No menos importante, destacamos la necesidad de comprender los grupos de interesados y adaptar la comunicación con cada uno de ellos. No siempre podemos usar siglas, términos en inglés o referencias técnicas, si nuestra propuesta es garantizar la comprensión de las partes interesadas.
La sostenibilidad y la adopción de prácticas ESG no solo diferencian a una empresa en el mercado en 2025. Verdaderamente aportan una actuación ambientalmente responsable y alineada con el desarrollo social que este año tanto demanda, siempre teniendo en cuenta el escenario actual y el contexto en el que se encuentra la empresa.