El mercado laboral no es solo de los jóvenes. Por más que la población mundial esté envejeciendo, la mejora de la calidad de vida de la sociedad hace que tengamos cada vez más seniors activos y comprometidos en sus rutinas personales e incluso profesionales. La incorporación de estos talentos en el entorno corporativo moviliza lo que llamamos economía plateada, algo que, por más que siga creciendo en todo el mundo, aún requiere mayor atención para que este público sea, debidamente, insertado y acogido en las empresas.
Según una estimación del IBGE, el número de personas mayores superará al de jóvenes hasta 2031. Por primera vez en nuestra historia, el Índice de Envejecimiento (IE) será mayor que 100, es decir, habrá 102,3 personas mayores por cada 100 jóvenes. Esto es un reflejo directo de la longevidad activa de la población a través de hábitos más saludables, mayor cuidado con la salud física y avances de la medicina, lo que también impacta positivamente en una mejor salud mental, menos gastos en medicamentos y una vida mucho más enérgica en general.
Además de este beneficio social y de salud, el aumento de la esperanza de vida también ha provocado una mayor búsqueda por parte de estas personas de mantenerse activas profesionalmente, algo que es extremadamente ventajoso para las empresas. Al final, algo que estos talentos tienen de sobra es experiencia acumulada y madurez adquirida a lo largo de su trayectoria, con mayor inteligencia emocional para lidiar con las cuestiones del día a día, mejor comprensión de las relaciones profesionales y mantenimiento de las mismas a largo plazo.
Paralelamente, cuando un profesional ya ha vivido distintos escenarios económicos, desde una economía en auge, recesión, inflación, deflación, hasta gobiernos con distintas posiciones, todo ello le hace desarrollar una mejor lectura del escenario, analizando lo que ya ha vivido como base para saber qué funciona o no.
Todos esos atributos son algo que ninguna universidad o maestría enseña, sino que se construyen en nuestra experiencia profesional. Y que, incluso, suele ser insuficiente en muchos jóvenes talentos que están ingresando en el mercado, los cuales no poseen años de experiencia, ni madurez, vivencia y comportamientos necesarios para una visión más estructurada sobre diversas cuestiones corporativas.
Según datos del IBGE, hasta 2050, Brasil alcanzará una población de más de 40 millones de personas mayores de 60 años. En lugar de alejarlos del mercado, haciendo que no se sientan útiles, incorporarlos a las empresas aportando sus experiencias en favor de la adopción de estrategias más acertadas generará logros no solo financieros, sino también en el ámbito social y de manera que se sientan útiles y se mantengan activos en áreas que les agraden.
En esta adaptación a la rutina corporativa, sin embargo, algunos cuidados deben ser tomados. En muchos casos, la llegada de estos talentos no tendrá una sinergia natural y requerirá una atención especial por parte de las empresas y de los otros miembros, ya que pueden crearse obstáculos, incluso, por los propios profesionales senior.
Todavía hay una fuerte creencia en muchos de ellos de que su edad avanzada no traerá logros positivos para las empresas, inseguros de que no serán capaces de contribuir a las operaciones y alcanzar las metas establecidas. Estos temores pueden hacer que lleguen a la sede preocupados por su desempeño, lo cual puede evitarse no solo mediante una autocomprensión y valoración, sino también a través de acciones internas promovidas para este logro, incentivándolos y reconociendo sus logros en el trabajo.
Por parte de los profesionales más jóvenes, la falta de sensibilidad es un riesgo considerable, lo que también exigirá de las empresas acciones que demuestren la importancia de estos seniors para el desempeño del negocio y cuánto ambos pueden trabajar y aprender juntos. Al final, será necesaria empatía, esfuerzo y respeto de ambas partes para que este movimiento dé frutos maduros para todos los involucrados.
Un entorno profesional diverso no solo valora la inclusión de género, sino que también incorpora internamente el edadismo. Aquellos que aprenden a lidiar con cabezas que piensan de manera diferente y tienen perspectivas distintas, pero que, cuando son cuidados y valorados por todos, sin duda elevarán la conquista de los resultados esperados.