Voy a comenzar este artículo con una historia que, si aún no lo conoces, necesita saber: una famosa marca de ropa adoptó una estrategia creativa para conquistar a una supermodelo y conseguir publicidad gratuita. Con mucha audacia, pero una enorme confianza, optó por regalar el círculo de amistades de la modelomuy animado, que vio a sus amigas usando las piezas, elogiando todo, y ella quedándose fuera. Con miedo de no integrar el "grupo", esa supermodelo buscó la marca, pidió recibir los artículos y, de forma espontánea, publicó en sus redes sociales. Resultado? La marca se convirtió en un éxito mundial. Lo que esta supermodelo sintió es algo que todos nosotros – principalmente profesionales del marketing – ya lo hemos experimentado al menos una vez: el FOMO, el famoso “fear of missing out” (miedo de quedarse fuera).
Esta analogía me trajo otra pregunta. Ante la carrera de las IAs, ¿será que no estamos siendo víctimas de esta misma síndrome? DeepSeek se lanzó oficialmente y, en menos de un día, ya estábamos todos inmersos en una búsqueda desenfrenada de información, discutiendo desde aspectos técnicos, cómo los costos del desarrollo de tecnologías en China en comparación con otros países, hasta cuestiones más amplias, como el volumen gigantesco de datos del país asiático, que lo convierte en una superpotencia. También se incluyeron en la agenda los temores sobre la seguridad al tratarse de una tecnología china y las comparaciones detalladas con ChatGPT y otras inteligencias existentes en el mercado.
Ante las cifras altísimas y la carrera tecnológica, es natural que los gigantes del sector luchen por el liderazgo de esta revolución digital. Forma parte de la estrategia de valorización lanzar sus novedades en medio del ruido, acompañadas de una avalancha de información, comparativos, resultados expresivos y números exorbitantes. Pero, y nosotros, profesionales de Marketing? Necesitamos seguir este ajetreo con la misma intensidad?
El lanzamiento de DeepSeek y el bombardeo de información que siguió refuerzan la sensación de que estamos, sí, siendo víctimas del FOMO. El exceso de conexión y la necesidad constante de estar actualizado sobre cada novedad pueden ser perjudiciales, limitando nuestro tiempo, creatividad e incluso afectando nuestro bienestar emocional. La propia Meta ya ha admitido que el consumo excesivo de tecnología no es recomendable y ha incentivado a los usuarios de sus redes sociales a desconectarse y vivir más en el mundo real.
La carrera de las IAs recuerda mucho a la burbuja de internet en los años 2000. En la época, todo parecía oro: miles de millones circulaban, surgió Google, el PayPal, YouTube y diversas startups que vivieron el auge del Valle del Silicio. Muchas teorías surgieron, como previsiones de que las máquinas dominarían el mundo y sustituirían la mayor parte de la mano de obra humana. Coincidentemente o no, este ciclo de las IAs surge exactamente 20 años después del “boom digital”, señalando una nueva revolución en el mercado y en el ciclo de dos décadas.
Ante este escenario, la gran reflexión para los profesionales de marketing es si vale la pena entrar en esta carrera desenfrenada o es más estratégico seguir los cambios con más equilibrio. El síndrome FOMO puede impulsarnos a actuar, pero también puede cegarnos ante lo que realmente importa. En medio de la avalancha de información, la verdadera ventaja está en filtrar lo que es relevante, entender lo que de hecho impacta nuestro trabajo y adoptar las innovaciones con conciencia. Al fin, no se trata de consumirlo todo, sino saber elegir lo que realmente tiene sentido para nuestra estrategia y para nuestro tiempo. Lánzate a las novedades, pero con sabiduría