El panorama de la seguridad cibernética está a punto de experimentar una transformación significativa en 2025, impulsada principalmente por la evolución de la Inteligencia Artificial (IA) y el aumento exponencial de los costos asociados a los ataques cibernéticos. Con pérdidas globales medias deUS$ 3,32 millonespor empresa en los últimos tres años, según una encuesta de PwC, y un tercio de las empresas brasileñas sufrieron pérdidas de al menos US$ 1 millón en el mismo período, la necesidad de fortalecer las defensas digitales se ha vuelto más crítica que nunca.
La IA está emergiendo como protagonista en esta nueva fase de la ciberseguridad, dejando de ser solo una herramienta auxiliar para convertirse en un agente autónomo de defensa activa. Según elinformePronóstico de Ciberseguridad 2025 de Google Cloud, 2025 marcará un cambio significativo, con la consolidación de operaciones semiautónomas y la preparación para un futuro de protección digital totalmente automatizado. En Brasil, este movimiento ya es evidente, con el 85% de las empresas aumentando sus inversiones en IA generativa en los últimos 12 meses, superando la media global del 78%.
Sin embargo, esta evolución trae consigo nuevos desafíos y preocupaciones. UnodadoAlarmante revelación este año muestra que el 89% de los líderes de TI temen impactos en la ciberseguridad debido a fallos en la IA Generativa. Además, el 87% de los profesionales expresan preocupación por la posible falta de responsabilidad en la seguridad digital debido a la excesiva confianza en la tecnología. Este escenario es aún más complejo cuando consideramos que solo el 2% de las organizaciones globales han implementado completamente acciones de resiliencia en el área.
El uso de IA para detectar anomalías, responder a incidentes y anticipar amenazas será cada vez más presente, permitiendo un tiempo de respuesta mucho más rápido, uno de los principales desafíos actuales de la ciberseguridad. Sin embargo, este avance no estará exento de desafíos. La maduración de los modelos de IA, la confianza en los sistemas automatizados y las cuestiones de gobernanza serán cruciales para garantizar que estas tecnologías ayuden sin comprometer la seguridad y la privacidad de las organizaciones. Para las empresas, esto representará la necesidad de revisar sus políticas de gobernanza, asegurando que la IA se utilice de manera ética y en cumplimiento con regulaciones cada vez más estrictas.
El Foro Económico Mundialañadeañade otra capa de complejidad al destacar que el 54% de los representantes corporativos considera quecadena de suministrode Sistema de Información (SI) como el mayor obstáculo a la resiliencia cibernética. Esta preocupación se amplifica por la creciente interconexión de las cadenas de suministro, tensiones geopolíticas y el auge de tecnologías emergentes, como nuevos lenguajes de IA y computación cuántica. Es decir, la ciberseguridad será, por lo tanto, una responsabilidad compartida, que requiere la colaboración entre empresas, gobiernos y otras entidades.
En el contexto brasileño, las regulaciones han desempeñado un papel crucial en el fortalecimiento de la seguridad digital. Una gran parte de los líderes brasileños afirmaron recientemente que las regulaciones incentivaron el aumento de inversiones en seguridad en los últimos 12 meses, con un 89% reconociendo que estas normas ayudaron a fortalecer sus posturas de seguridad. Sin embargo, persiste una brecha de confianza entre CEOs y CISOs en cuanto a la capacidad de cumplir con los requisitos regulatorios, especialmente en relación con la IA y la resiliencia cibernética.
Las organizaciones también enfrentan desafíos financieros significativos relacionados con la implementación de la IA Generativa. Mientras que el 75% de los líderes de TI coinciden en que los costos de la IA Generativa en productos de ciberseguridad son difíciles de cuantificar, el 87% creen que los ahorros generados por la tecnología compensarán las inversiones. Esta perspectiva positiva se contrabalanza con la preocupación por la presión para reducir el número de profesionales de ciberseguridad, expresada por el 84% de los entrevistados.
En el escenario nacional, destaca aún la creciente preocupación por fraudes financieros, particularmente aquellos relacionados con PIX. Según uninformesobre el tema, las pérdidas por fraudes podrían crecer un 39% hasta 2028, alcanzando potencialmente los US$ 1,937 mil millones. Este aumento está directamente relacionado com a expansão de golpes baseados em engenharia social, que não requerem conhecimento técnico avançado por parte dos criminosos.
El futuro de la seguridad cibernética y digital para las empresas en 2025 y en el futuro requerirá un enfoque equilibrado entre innovación tecnológica y prudencia. Las empresas necesitarán invertir no solo en tecnologías avanzadas de protección, sino también en capacitación del personal, concienciación sobre riesgos y establecimiento de protocolos sólidos de seguridad. La colaboración entre los sectores público y privado, así como el intercambio de información sobre amenazas, podrán volverse cada vez más cruciales para construir un entorno digital más seguro y resiliente, y a un precio justo.