Cuando pensamos en los resultados que pretendemos alcanzar después de un determinado período de trabajo en una empresa, imaginamos los aspectos positivos y cómo esos resultados cumplirán con las expectativas en general. Sin embargo, definir el resultado a alcanzar es la parte que considero más fácil, el problema está precisamente en trazar las estrategias que debemos definir para conquistarlos.
Primero, el gestor que esté encabezando el proceso debe tener conocimiento previo y amplio del contexto en el que está inserto, principalmente, del dominio de la acción que se está ejecutando en ese momento, si es el caso. Además, el gestor debe estar bastante preparado para lidiar con las dificultades eventuales que probablemente surgirán en el camino y no perder de vista el objetivo a medio/largo plazo.
Lo ideal es que el liderazgo acerque al equipo, para que juntos puedan debatir sobre las mejores formas de alcanzar los resultados que se establecieron previamente, o incluso, que el equipo participe en la definición de qué resultados deben alcanzarse y en qué medida. Y algunas preguntas que considero esenciales deben hacerse: ¿todos los integrantes comprendieron lo que se necesita lograr y realizar? ¿Todos los integrantes poseen las competencias y herramientas necesarias para realizar sus respectivas tareas?
Dependiendo de esas respuestas, el gestor sabrá si puede continuar con el proceso para alcanzar los resultados. Tener la certeza de que los colaboradores entendieron todo y que saben cómo sus respectivos desempeños impactan el conjunto de los detalles es esencial, ya que así es posible que se involucren cada vez más, ya que estarán trabajando literalmente por resultados.
En este sentido, mi mayor recomendación es adoptar la gestión por OKRs –Objetivos y Resultados Clave–, pues el directivo y los colaboradores podrán tener mayor claridad y foco para alcanzar los resultados esperados, además del trabajo en equipo, lo que hace más motivador el proceso, pues cada persona tiene su mérito a la hora de hacer girar las ruedas de la empresa.
Además, la herramienta también permite que los posibles errores puedan ser reconocidos e identificados de manera más fácil y rápida, ya que fomenta la realización de ajustes frecuentes en el plan de ejecución de la estrategia, ya que tiene ciclos más cortos y menores, generalmente de tres meses. Así, recalcular la ruta y cambiar el camino no es tan doloroso como en otras situaciones
Poner estas cosas en práctica ya generará más resultados, y para generar aún más resultados, se daría el caso de quedarnos cortos en las expectativas, pues nos planteamos metas difíciles de alcanzar, aquellas que nos dan mariposas en el estómago y nos motivan a dar lo mejor de nosotros.