Querer mantener un modelo tradicional de monitoreo de tráfico, basado en el análisis de paquetes, detección de anomalías e inspección de fronteras, es desperdiciar un tiempo precioso de los equipos de TI. Esto sucede porque las técnicas avanzadas se están desarrollando cada vez más para evitar la detección por parte de los sistemas clásicos, utilizando brechas que permanecen invisibles para las herramientas de seguridad basadas únicamente en el tráfico de red.
De hecho,El 72% de los encuestados en una encuesta global del Foro Económico Mundial 2025reportaron un aumento en los riesgos cibernéticos organizacionales, reflejando cómo las amenazas evolucionan para esconderse de las defensas tradicionales. Además, los ataques sin archivos tienen10 veces más probabilidades de éxito en comparación con los ataques tradicionales de malware basados en archivos.
Los ciberdelincuentes dejaron de actuar por prueba y error. Hoy, actúan de manera precisa y que no deja rastros. Utilizan ataques sin archivos de manera intensiva, explotan herramientas legítimas del sistema, como PowerShell y WMI, para ejecutar comandos maliciosos sin levantar sospechas, y se desplazan lateralmente por la red de forma silenciosa, como si ya formaran parte del entorno.
Este tipo de ofensiva está intencionalmente diseñado para parecer legítimo, el tráfico no levanta sospechas, las herramientas no son desconocidas y los eventos no siguen patrones comunes de amenaza. En este escenario,aún de acuerdo con el informe del Foro Económico Mundial 2025, el 66% de las organizaciones creen que la inteligencia artificial tendrá el impacto más significativo en la ciberseguridad, tanto para defensa como para ataques, reflejando un cambio de paradigma.
Las soluciones tradicionales, como firewalls, IDS y sistemas de correlación simples, dejan de ofrecer la protección necesaria, especialmente porque el 47% de las organizaciones citan avances adversarios impulsados por IA generativa como su principal preocupación. Además, el 54% de las grandes organizaciones señalan las vulnerabilidades de la cadena de suministro como la mayor barrera para la resiliencia cibernética, ampliando la complejidad del desafío.
El papel de la visibilidad granular
Ante este escenario, la visibilidad granular surge como un requisito fundamental para una estrategia de ciberseguridad eficaz. Se trata de la capacidad de observar, en detalle, el comportamiento de endpoints, usuarios, procesos, flujos internos y actividades entre sistemas, de forma contextualizada y continua.
Este enfoque requiere el uso de tecnologías más avanzadas, como EDR (Detección y Respuesta en el Punto Final), XDR (Detección y Respuesta Extendida) y NDR (Detección y Respuesta en la Red). Estas herramientas recopilan telemetría en diversas capas, desde la red hasta el endpoint, y aplican análisis comportamentales, inteligencia artificial y correlación de eventos para detectar amenazas que pasarían desapercibidas en entornos monitoreados solo por volumen de tráfico.
Técnicas que exploran la invisibilidad
Entre las tácticas más comunes utilizadas en ataques invisibles, se destacan:
- Túnel DNS, encapsulación de datos en consultas DNS aparentemente normales;
- Esteganografía digital, ocultación de comandos maliciosos en archivos de imagen, audio o video;
- Canales criptografiados de comando y control (C2), comunicación segura entre malware y sus controladores, dificultando la interceptación;
- Estas técnicas no solo burlan los sistemas tradicionales, sino que también explotan fallas en la correlación entre capas de seguridad. El tráfico puede parecer limpio, pero la actividad real está oculta tras operaciones legítimas o patrones cifrados.
Monitoreo inteligente y contextual
Para lidiar con este tipo de amenaza, es esencial que el análisis vaya más allá de los indicadores de compromiso (IoCs), y pase a considerar indicadores de comportamiento (IoBs). Eso significa monitorear no solo "qué" fue accedido o transmitido, sino también "cómo", "cuándo", "por quién" y "en qué contexto" ocurrió una acción determinada.
Además, la integración entre diferentes fuentes de datos, como registros de autenticación, ejecuciones de comandos, movimientos laterales y llamadas a API, permite detectar desviaciones sutiles y responder a incidentes con mayor rapidez y precisión.
¿Qué significa todo esto?
La creciente sofisticación de los ciberataques exige una reevaluación urgente de las prácticas de defensa digital. El monitoreo del tráfico sigue siendo necesario, pero ya no puede ser el único pilar de protección. La visibilidad granular, con análisis continuo, contextual y correlacionado, se vuelve esencial para detectar y mitigar amenazas invisibles.
Invertir en tecnología de detección avanzada y en estrategias que consideren el comportamiento real de los sistemas es, hoy en día, la única forma eficaz de enfrentar a adversarios que saben cómo esconderse a la vista de todos.